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Revistas Apachita Apachita 19
Apachita n°19
Editorial PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Viernes, 16 de Noviembre de 2012 09:35

El editor se ha jubilado de su cátedra de la PUCE, y se ha mudado a su casa con todos sus tereques del oficio, entre ellos el Boletín Apachita. Modesta en su presentación, la Apachita, como comúnmente se la conoce, es un órgano de difusión arqueológica, elaborado por el Editor con la participación de estudiantes y de colegas arqueólogos. En la cultura andina, la apachita es un sitio a la vera de un camino, generalmente de alta montaña, donde los viajeros depositaban una piedra en agradecimiento a los apus por una feliz travesía. En este contexto, cada Boletín Apachita es una especie de guijarro “intelectual” acopiado en pos de construir un edificio de sólida preparación académica para los futuros arqueólogos. El editor aprecia la excelente disposición con la que el Centro de Investigaciones Socioculturales (CIS) de la USFQ nos ha recibido, esperando que la recepción de la Apachita sea igual de entusiasta como el empeño que ponemos en la elaboración de cada boletín.

Última actualización el Viernes, 16 de Noviembre de 2012 13:37
 
¡Bienvenida Apachita! PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Viernes, 16 de Noviembre de 2012 09:36

La Apachita, nació en la Escuela de Antropología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, allá por el 2004, en base al contagioso entusiasmo que los profesores de ese entonces, Ernesto Salazar y Josefina Vásquez, pudieron traspasar a sus estudiantes. Este proyecto surgió como un espacio para que los estudiantes y los profesores presenten artículos cortos y otra información fuera del formato de las publicaciones científico-académicas. Contrario a la historia de las publicaciones en el Ecuador, hoy la Apachita está en el número 19, gracias al entusiasmo de su editor Ernesto Salazar. Josefina Vásquez se trasladó a la USFQ, y ahora, luego de la jubilación de Ernesto en la PUCE, se vuelven a juntar en el Centro de Investigaciones Socioculturales (CIS) de la USFQ. La Apachita continúa, ya tiene muchas piedras, ya se la ve como un montículo lleno de ideas y proyectos, siguiendo con la idea original de ser el instrumento para la publicación sobre todo de parte de los estudiantes de arqueología del Ecuador.

Quienes conformamos el Centro de Investigaciones Socioculturales damos la bienvenida a la Apachita, y esperamos que cada día ese montículo de piedritas siga creciendo.

Última actualización el Viernes, 16 de Noviembre de 2012 13:37
 
De estrellas y monos en la cultura pasto PDF Imprimir E-mail
Escrito por Josefina Vásquez P.   
Viernes, 16 de Noviembre de 2012 09:39

Etnohistórica y arqueológicamente, los pastos fueron grupos étnicos con organización política de tipo cacical. Vivían en grandes poblados ubicados en el páramo, y en colonias menores localizadas en el valle del Chota y en el piedemonte occidental (Landázuri 1995, Echeverría y Uribe 1995). El territorio pasto abarca gran parte de los páramos del suroccidente de Colombia y el norte de Ecuador, básicamente entre el río Chota (ribera norte en Carchi) y el río Guáitara (Nariño). La antigüedad de su ocupación arqueológica oscila entre los 400 y 1600 d. C. Sabemos que, entre sumisiones y rebeliones temporales, los pastos resistieron a la conquista de los inkas, como lo hicieron otros cacicazgos norteños del Ecuador (Betanzos 1510?{2004}: 254-255); Cieza de León 1962 {1553}:121-123). Sin embargo, en la colonia española, los pueblos pastos fueron devastados por la esclavitud en las haciendas y en las minas y por el repudio racial por parte de los conquistadores. Hoy, sus descendientes persisten en poblar los resguardos de Nariño y tienen influencia política a nivel nacional (Rappaport 1998, 2005).

Última actualización el Viernes, 16 de Noviembre de 2012 13:38
 
Experiencias de Palanda: La interacción social de los arqueólogos frente a la comunidad PDF Imprimir E-mail
Escrito por Francisco Valdez   
Viernes, 16 de Noviembre de 2012 13:38

En julio del 2009 la Subsecretaria de Patrimonio del Ministerio de Cultura convocó a varios investigadores ecuatorianistas a participar en una reunión donde se discutirían conceptos e ideas con el fin de contribuir a la elaboración de políticas de patrimonio orientadas al manejo de los sitios y contextos arqueológicos. Para ello se buscaron criterios y sugerencias fundamentadas en la investigación y en la gestión de los espacios arqueológicos. El resultado de la discusión constituiría una base para la construcción de un sistema nacional de manejo de sitios y contextos patrimoniales. En este contexto me permití emitir una serie de criterios, frutos de las experiencias en el trabajo que realizamos en la investigación arqueológica del yacimiento Santa Ana-La Florida, ubicado en el cantón Palanda, de Zamora Chinchipe. Es evidente que para tratar el tema hay que comenzar por comprender como la comunidad conceptualiza lo que es Patrimonio. Dicho de otra manera, la reflexión sobre el manejo de sitios patrimoniales debe comenzar haciéndose una serie de preguntas, que son en sí una línea de base para poder abordar de manera coherente el problema del manejo comunitario del patrimonio y sus expresiones naturales y culturales.

Última actualización el Viernes, 16 de Noviembre de 2012 13:50
 
Los mayas y el fin del mundo: Historia de una profecía precolombina PDF Imprimir E-mail
Escrito por Florencio Delgado Espinoza   
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 05:25

Jamás hablaron de destrucción de la tierra. Ellos hablaron de la terminación de eras que daban comienzo a otras. Las expectativas son grandes, ahora que al final del 2012 termina el ciclo mayor de 13 baktunes. La visión catastrófica de destrucción de la tierra en el 2012 ha generado miedo, debido principalmente a libros y películas sensacionalistas, cuyo único objetivo es obtener dinero. Estos medios mezclan algunas posibilidades, no aceptadas por la mayoría de científicos, con la fantasía de los autores (dos soles en el cielo, la conjunción tierra sol, dentro de la galaxia, el cambio de rotación del eje de la tierra, etc.)” (Ruiz Paredes 2010:9).

A pesar de que el mundo de los mayas ha sido bastante conocido y estudiado por la ciencias del pasado, en los últimos años el conocimiento sobre la existencia de esta civilización precolombina se ha popularizado y expandido mas allá de las aulas universitarias, de los arqueólogos, epígrafos y, en general, del mundo de la Academia. Actualmente, de los mayas se escucha hablar por doquier: en los empaquetados autobuses, en las largas colas de los bancos u oficinas públicas, en los pasillos de hospitales, en las charlas de cafés y sobre todo en el agitado mundo cibernético. Mensajes en las redes sociales, encuentros de purificación, espacios de adoración a los supuestos dioses, son el pan de cada día de aquellos creyentes en cualquier tipo de fenómeno apocalíptico sobre el fin de la humanidad. Otros, con lujo de tiempo para gastar, hasta construyen bunkers, preparándose para el final. Ante todo este fenómeno de histeria social cabe la pregunta ¿cuál es la razón de tanto alboroto? Si, por un lado, la popularización del conocimiento sobre los mayas nos alienta, como arqueólogos, por el otro, nos llama a la reflexión sobre las razones y forma de este proceso. Y la respuesta está contenida en la cita que abre este texto, es decir en una interpretación sobre una fecha que, dentro del sistema de calendarios mayas, señala al solsticio de diciembre como el final de 13 Baktun 4 Ahaw, que muchos lo han interpretado como el fin del mundo. Esta interpretación ha sido acogida sobre todo por el movimiento New Age y sensacionalizada por la prensa, desatando histeria colectiva en ciertas partes del mundo. En lo que continúa del texto, se hace un recuento de la historia de esta supuesta profecía maya.

Última actualización el Lunes, 19 de Noviembre de 2012 06:24
 
Morituri te salutant: El Hombre y el Toro PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 06:43

Un tema de moda que es viejísimo. Con decir que la historia de la relación entre el hombre y el toro tiene más de 10.000 años. Y digo del hombre explícitamente porque, en perspectiva histórica, con las mujeres, los toros apenas han tenido una vuelta de capote. En este lapso, o al menos desde el Neolítico hasta el presente, ha habido un sinfín de culturas y civilizaciones (sumerios, asirios, hititas, griegos, persas, romanos, etc.) que han tenido alguna variedad de culto al toro (cf. Flores Arroyuelo 2000, para una síntesos apretada del tema), cuya descripción omitiré por espacio, y por dar más énfasis a las celebraciones taurinas de carácter secular o cuasi-secular.

El antepasado del que derivan todos los toros domesticados es el auroch o uro, sea en su versión “occidental” (Bos primigenius primigenius) u “oriental” (Bos primigenius namadicus), de las que emergieron las dos especies principales conocidas: una sin giba (Bos taurus), que fue domesticada en el Creciente Fértil hace unos 8 000 años y se extendió a Occidente, y otra con giba (Bos indicus) que abarca básicamente a los cebúes de la India y Asia occidental, domesticados hace unos 7 000 años.

Última actualización el Viernes, 01 de Marzo de 2013 15:17
 
Los Manteños en Cerro Jaboncillo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ana María Morales   
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 07:21

afirman que el señor de Manta tiene o tenía una piedra de esmeralda, de mucha grandeza y muy rica, la cual tuvieron y poseyeron sus antecesores por muy venerada y estimada y algunos días la ponían en público y la adoraban y reverenciaban como si estuviera en ella encerrada alguna deidad.” (Cieza de León, 1973:136)

Cuando Pedro Cieza de León (1973:129) habla de “las provincias de Puerto Viejo y la línea equinoccial”, describe a sus habitantes de mediano cuerpo y como poseedores de tierras muy fértiles, donde estarían cultivando maíz, yuca, “ajes” y “otras muchas maneras de raíces provechosas”; además de guabas, aguacates, “cerecillas”, naranjos y limas. Describe a animales parecidos a los puercos, a grandes patos domesticados y venados de rica carne, además de “tórtolas”, “palomas” y un ave más colorida, parecida al gallo, llamada “maca”. Además, Cieza de León y Benzoni describen a algunos habitantes que tenían verrugas en la frente, en las narices y en otras partes, contando además que algunos españoles también padecieron de este mal “del tamaño de una nuez” (Cieza de León, 1973:129, 130). En esta población, el cronista reconoce “dos maneras de gente”. Una de ellas tiene “labrados en el rostro”, aunque unos se labran más que otros. Las mujeres “andan labradas y vestidas ellas”, al igual que los hombres, con mantas y camisetas de algodón (Cieza de León, 1973:130), mientras que Benzoni (1989:313, 314), al hablar de la región de Manta, plantea que “estas gentes se pintan la cara y se horadan la nariz, las orejas y las mejillas, y cuando hacen sus fiestas se colocan joyas en los agujeros. En cuanto a la vestimenta, la mayoría llevan una camisa sin mangas; otros van desnudos y a veces se pintan todo el cuerpo de negro”. Así mismo, Pedro Cieza de León (1973:138) cuenta cómo Francisco Pacheco “se embarcó” en un pueblo llamado Picuaza y fundó Puerto Viejo en la fundó Puerto Viejo en la zona que encontró más adecuada, que para la época se la nombró villa en 1535. Cuando Benzoni (1989:310) habla de “la región de Puerto Viejo”, aparentemente los españoles ya estarían viviendo ahí y la provincia se estaría destruyendo.

 
Noticias Frescas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 13:56

Patrimonio arqueológico lunar

Hay algún patrimonio arqueológico en la luna? Bueno, si nos atenemos a la evidencia, California tendría allá “dos pares de botas, una bandera estadounidense, fundas de alimentos vacías, un par de pinzas y un centenar de otras cosas dejadas en un lugar llamado Base Tranquilidad”, justamente donde Armstrong y Aldrin alunizaron en 1969. La antropóloga Beth O’Leary (Universidad de Nuevo México) considera estos objetos patrimonio de la humanidad, que si se incrementa con más viajes al satélite, va a requerir la atención de los arqueólogos terrícolas. Parece que, bajo ley internacional, los Estados Unidos son, por el momento, propietarios únicos de todo lo que se ha dejado en la luna, incluyendo la base del módulo lunar, los instrumentos científicos y hasta las fundas de orina. Pero ahora que el interés por la luna está nuevamente tomando cuerpo (Rusia e India planean enviar sendos aparatos robóticos) no sería extraño que algún vehículo espacial pase rodando justamente sobre las huellas de los zapatos de Armstrong !!! O’Leary inició una larga consulta a las oficinas de conservacion histórica y de parques nacionales, que en US se ocupan de estos asuntos, con respuestas usualmente negativas. Simplemente nadie lo había pensado. Texas dijo que para que un recurso histórico sea listado en su patrimonio cultural, debería yacer sobre el suelo de Texas, naturally. California en cambio aprobó un listado de vestigios lunares en enero de 2010. Poco después, la NASA catalogó lo dejado en la luna por las misiones Apolo, estableciendo además restricciones de acceso a los sitios. Cualquier visitante humano o robótico deberá mantenerse a una distancia de 75 m. del módulo lunar, en el caso de los restos de la misión Apolo 11, y de 225 m. en el caso de la Apolo 17 (en el valle Taurus- Littrow, donde los astronautas cubrieron mayores distancias, andando o en vehículo espacial). Se calcula que, de todos los vuelos espaciales a la luna, hay 170.000 kg. de vestigios humanos en la luna (Kenneth Chang, The New York Times, enero 9, 2012).

Última actualización el Lunes, 19 de Noviembre de 2012 23:09
 
Circulando… PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 23:10

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Última actualización el Lunes, 19 de Noviembre de 2012 23:45
 
Rincón del Humor PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Lunes, 19 de Noviembre de 2012 23:16

NOTA DEL EDITOR. El crédito por el desarrollo de la Teoría de Alcance Medio en arqueología lo debemos a Lewis R. Binford quien, en varias investigaciones, sobre todo entre los Nunamiut, estableció que el registro arqueológico no es un mero aglutinamiento de objetos diversos, sino un registro, precario si se quiere, pero depositario al fin de acciones humanas en el pasado. Cómo se llegó a la conjunción significativa del artefacto y el comportamiento humano es asunto bastante conocido; pero estoy seguro que Binford hubiera sonreido al leer esta historia, publicada en un texto escolar británico hace 110 años.

OBSERVACIÓN
Colton

Un derviche viajaba solo por el desierto, cuando dos mercaderes se encontraron accidentalmente con él.

— “Han perdido un camello”, les dijo.

— “En efecto, lo hemos perdido”, contestaron.

— “¿No era ciego del ojo derecho y cojo de su pata izquierda?

— “Lo era”, dijeron los mercaderes.

— “¿Y no iba cargado de miel en un costado, y de trigo en el otro?”

— “Sí, claro”, replicaron, “y como tú lo has visto recientemente, y has logrado verlo con detalle, podrás llevarnos seguramente adonde está”.

— “Amigos míos”, dijo el derviche, “jamás he visto a su camello ni he oido hablar de él, excepto por ustedes”.

— “Bonita historia, ciertamente”, dijeron los mercaderes, “pero dónde están las joyas que formaban parte de su carga?”

— “No he visto al camello ni sus joyas”, repitió el derviche.

En eso, los mercaderes agarraron al derviche y apresuradamente lo llevaron delante del cadi; pero, al registrarlo minuciosamente, no le encontraron nada, ni siquiera evidencia alguna para condenarlo por falsedad o por robo. Y cuando ya estaban a punto de procesarlo, al menos por brujo, el derviche, con gran calma, se dirigió así a la corte:

— “Me he divertido mucho con su sorpresa, y asumo que pudo haber habido alguna base para sus sospechas, pero he vivido solo y por mucho tiempo, y he tenido amplia oportunidad para la observación, aun en el desierto. Me di cuenta que había cruzado las huellas de un camello, que se había desviado de su dueño, porque no vi ninguna huella de pasos humanos en la ruta del camello. Me di cuenta de que el animal era ciego de un ojo porque había arrancado la hierba solamente de un lado de su camino, y que era cojo de una pata por la impresión difusa que dicha pata había dejado en la arena. También concluí que el animal había perdido un diente, porque donde había pastado, había dejado intactas algunas hierbas en el centro de su mordida. Y en lo que se refiere a la carga de la bestia, las ocupadas hormigas me informaron que había trigo en un lado, y las nubes de moscas, que había miel en el otro”.

Colton, 1902, Observation, En The Royal Readers 4:63-64. The Royal School Series, Thomas Nelson, Londres. Traducción del Editor.

 


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