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Investigaciones Arqueológicas en la Tola Huataviro PDF Imprimir E-mail
Escrito por Estanislao Pazmiño   
Miércoles, 26 de Mayo de 2010 03:44

El sitio arqueológico Huataviro se encuentra ubicado en la parroquia de San Antonio de Ibarra, provincia de Imbabura. Dominado, en el sur-este, por el imponente volcán Imbabura, el lugar se compone en su parte medular por un montículo artificial construido con bloques de cangagua intercalados con capas de sedimento en diferentes áreas. Definido anteriormente por otros investigadores como un lugar de enterramientos prehispánicos asociados con la etnia caranqui, el sitio encierra, al parecer, vestigios que dan cuenta de una historia más compleja que puede contribuir a un mejor conocimiento del desenvolvimiento cultural prehispánico de toda la región. Varios trabajos arqueológicos consideran el amplio territorio comprendido entre el valle del Chota y el cañón del Guayllabamba como una región que mantuvo cierta uniformidad étnica, además de un patrón común de montículos artificiales, que en cierto modo justifican la denominacion que se le ha dado de País Caranqui.

Una revisión breve del desarrollo social prehispánico en la zona, a través del tiempo, nos sugiere que los poblados de la época precolombina tomaron un impulso importante a partir del período de Integración (500-1533 d.C.). La construcción de montículos artificiales con distintas funciones empezó a incrementarse en toda la región, constituyendo un indicador del nivel de complejidad de cada población. Tolas de diferentes formas y tamaños fueron erigidas, concentrándose en los principales centros de desarrollo político y económico. De acuerdo a los trabajos iniciales de Jijón y Caamaño (1920 y 1952) y Udo Oberem (1981), así como las corroboraciones más recientes de Stephen Athens (1980 y 2003), el período de construcción de montículos se encuentra claramente definido. Los mencionados autores concuerdan en la evolución del trabajo arquitectónico reflejada en los tipos de montículos construidos. De esta manera, se diferencia una primera etapa de construcción, cuyo inicio se estima alrededor del 700 d.C., período en el que se destacan los montículos hemisféricos cuya finalidad habría sido, de acuerdo a Athens (1980), la de lugares de habitación o enterramientos. Posteriormente, se asiste a un segundo momento de construcción, entre el 1250 y 1425 d.C., en el que se introdujeron varias innovaciones arquitectónicas que culminaron en la erección de montículos cuadrangulares o rectangulares con rampa o sin ella.

Esta transición en la arquitectura monumental fue posibilitada por la diversificación de las actividades productivas, que ayudaron a consolidar económicamente a los señoríos de la sierra norte. Para ello fue necesario solventar estratégicamente los requerimientos de la población, por medio de la inserción de una gran variedad de productos en la circulación de bienes, como obsidiana, cerámica foránea, Spondylus, etc. Los señoríos asentados en la región tuvieron fuertes vínculos y alianzas comerciales con los pueblos de las tierras bajas, tanto occidentales como orientales. Según Salomon (1990), para finales del periodo de integración, el sistema de intercambio basado en los mindaláes estuvo tan bien desarrollado que les permitió conformar, al interior de sus propios cacicazgos, grupos especializados exentos de tributar al señor; pero con la tarea fundamental de mantener la provisión de objetos exóticos y suntuarios. Este sistema permitió controlar las redes de comercio a nivel local para servicio del cacicazgo, y a nivel regional para servicio de otros grupos de la costa y la sierra, principalmente con los pastos con quienes se puede ver una estrecha relación geográfica y cultural.

Bajo estas circunstancias, la vida de los habitantes prehispánicos, antes de la expansión inca, se desarrolló a un ritmo arduo marcado por el intenso trabajo de los campos y el comercio generalizado. La tola de Huataviro se presenta como un sitio de morfología atípica en relación con las formas comunes de los montículos registrados en la región. A causa de ello la tola no fue percibida como artificial en los inventarios realizados tanto por Athens (2003) como por Gondard y López (1983). Huataviro es un montículo oblongo seriamente afectado por la construcción de una lotización y por la actividad de los huaqueros. Su arquitectura se descubre poco a poco revelando una estructura constituida generalmente por bloques de cangagua irregulares superpuestos y alternados con depósitos de relleno. Nuestras excavaciones han dejado al descubierto la existencia de por lo menos dos pisos ocupacionales, lo que sugiere que la construcción del montículo se llevó a cabo en varios episodios. El tipo de construcción que se observa sugiere una filiación mucho más temprana de la que, en primera instancia, había sido estimada por algunos investigadores, pudiendo bien estar asociada a los primeros momentos del período de Integración.

La existencia de varios enterramientos sobre la plataforma le dan un carácter funerario al montículo; no obstante, si consideramos que la mayor parte de los entierros se encontraron dispuestos sobre el estrato del piso ocupacional, es probable que esta no haya sido la única función de la tola. De hecho, el uso del montículo como un cementerio local es de cronología tardía. Varias dataciones radiocarbónicas permiten confirmar que el piso ocupacional refleja una época temprana que oscila entre 690 y 900 d.C., por lo que el uso del montículo como sitio funerario fue posterior, probablemente entre 1000 y 1300 d.C. Los contextos funerarios permiten distinguir varias formas de entierro, a juzgar por la forma de las tumbas y el contenido del ajuar. Cabe señalar que, en dos tumbas, la disposición de los cuerpos sugiere que fueron atados de una manera especial. En el primer caso, el esqueleto de un niño presenta las manos dispuestas hacia la espalda, y en el segundo, el esqueleto de un adulto sugiere que sus manos fueron atadas por debajo de las piernas. En ambos entierros no se encontró ajuar alguno y la posición de sus cuerpos varía con respecto al resto de entierros. Aunque todavía se desconoce el fin que tuvieron los individuos, hay buenas razones para pensar que se trata de victimas sacrificiales, asunto todavía poco investigado en la arqueología de los Andes septentrionales.

Por otro lado, nuestras investigaciones han permitido determinar el uso de tejidos de fibra vegetal (esteras) en los contextos funerarios. En una modalidad, destacamos el recubrimiento del piso de la tumba con una estera sobre la cual se depositaba al difunto con su ajuar funerario; y en otra señalamos el uso de una estera más fina para envolver al difunto, a la manera de un fardo, junto al cual se depositaba el ajuar funerario. El hallazgo, por parte de la comunidad del Barrio Moras, de una tumba con un importante ajuar funerario, ha permitido una mejor aproximación a las costumbres funerarias de los pueblos prehispánicos de la zona. En este caso, se destaca no sólo el rico ajuar con que fue enterrado el difunto, sino la preparación misma del cuerpo y de la tumba. El piso habría estado cubierto por una estera, sobre la cual se dispuso el cuerpo y parte del ajuar funerario (objetos de metal y concha) envueltos en una manta de fibra textil. Restos escasos de esta fibra pudieron ser recolectados de contextos alterados. Además, en la superficie externa de la máscara de metal dorado se pudo observar la impronta del textil que envolvía al difunto. Por último, en la excavación de la tumba se pudo distinguir los restos, en muy mal estado, de una probable estera que cubría el piso. Todo esto sugiere que el uso de fibras textiles y vegetales estaba probablemente condicionado al estatus social que ostentó en vida el difunto.

La evidencia de gran cantidad de bienes exóticos y suntuarios en una de las tumbas refleja no solo los vínculos comerciales establecidos con otras regiones sino también la reafirmación del poder de las élites locales. Según Salomon (1980), el crecimiento paulatino del poder de los caciques de la región estuvo basado en el establecimiento de alianzas estratégicas y en el control del flujo comercial a larga distancia. En este contexto, la redistribución de bienes es considerada como una de las estrategias fundamentales empleadas por los caciques para fortalecer el dominio ideológico. Es difícil establecer aún el tipo de autoridad que representaba el individuo que fue enterrado fastuosamente. A nuestro criterio, la acumulación de bienes suntuarios no debió ser exclusiva de los caciques, sino también de otros sectores de la población.

Es claro que la tola de Huataviro nos presenta una imagen un tanto diferente del desenvolvimiento de la sociedad caranqui. En sus inicios, vemos que este pueblo había alcanzado un nivel complejo de organización social que le permitió construir edificaciones monumentales. La diferencia en los entierros clarifica la marcada jerarquización social existente, además de visualizar el fuerte intercambio de recursos con los pueblos de la costa y amazonía. En fin, el análisis de los contextos encontrados en la primera fase de investigación de la tola Huataviro permiten comprender algunos aspectos preliminares sobre cómo emergieron y se desarrollaron los pueblos del área norandina. Por ello, se espera que las nuevas etapas destinadas para el estudio de este sitio sumen más datos que saquen a luz nuevos aspectos de la sociedad caranqui.

Stephen Athens, 1980, El proceso evolutivo de las sociedades complejas y la ocupación del período Tardío-Cara en los Andes septentrionales del Ecuador. Colección Pendoneros, Instituto Otavaleño de Antropología, Otavalo. Id., 2003, Inventory of earthen mound sites, Northern Highland Ecuador. Informe preparado para el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, Honolulu, Hawai’i. Jijón y Caamaño, Jacinto, 1920, Nueva contribución al conocimiento de los aborígenes de la provincia de Imbabura. Boletín de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos 4(10-11):1-120, 183-245. Udo Oberem, 1989, Excavaciones en Cochasquí, Ecuador, 1964-1965, Verlag Philipp von Zarven, Mainz am Rhein. Frank Salomon, 1990, La política vertical en las fronteras del Tawantinsuyo, Memoria 1(1):6-41, Quito.

 

Comentarios  

 
#1 tola de huataviroDenis Fuentes 03-08-2015 15:28
la tola de huataviro lugar de artesanos orfebres, los soles,vellavista,san Antonio de Ibarra, Moras,zona de especialitas en orfebreria,agricultores,conoci an la formula para manufacturar geopolímeros naturales,sabían de los secretos de las pirámides,construian pimanes en canales de riego,técnicos en guardar alimentos en silos subterráneos, heran los curacas una raza de cráneos dolicocéfalos o cabeza de pepino,fueron una mezcla de chinos,musulmanes, hungaros y egipcios, pruebas el idiama chino está metido en el quichua ej.sangay,shangay ciudadchina,musulmanes ej. arameo en el quichua, ej. carran, araña,quichua caranqui,ungaro,culturas de la amazonía hablan úngaro, pruebas, El antropólogo argentino Juan Moris, hijo de padres úngaros que migraron a la Argentina, y Juan nació en Argentina hablaba úngaro cuando vino a descubrir la cueva de los tayos socializó algunas comunidades del Perú y Ecuador se sorprendió cuando habló úngaro con la gente amazónica del Perú y Ecuador, si no me creen esto está notariado en Guayaquil,egipcios los craneos dolicocéfalos de los faraones, igual que los cráneos de los curacas caranquis, normalmente nuestra capacidad craneal es de 1800 cm cúbicos, mientra que los cráneos dolicocéfalos de Egipto y ecuador caranqui, tienen una capacidad craneal de 5000 cm cúbicos si no me creen los cráneos dolicocéfalos de Socapamba que encontró el huaquero buitrón. que tal mis estudios, no te sorprendas que hay más arqueología oculta, att, denis fuentes r.correo .]
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