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Arqueología de la Violencia PDF Imprimir E-mail
Escrito por Oscar Cajas   
Sábado, 24 de Febrero de 2007 16:12

La violencia, tal y como la entendemos ahora, ha existido siempre, lo que nos lleva a cuestionarnos la imagen hasta cierto punto inocente que tenemos del cazador-recolector prehistórico. Igualmente, asumimos el prejuicio clásico del “salvaje bueno” cuando representamos a las primeras comunidades agrícolas y ganaderas integradas por personas pacíficas que cultivaban sus tierras y cuidaban de sus rebaños, sin mayores complicaciones. Esta imagen sin duda va a ser revisada luego del descubrimiento de matanzas llevadas a cabo en los sitios de Talheim (Alemania) y Olsen Chubbuck (EE.UU.). Estas investigaciones muestran que el registro arqueológico no avala la largamente sostenida ideología del buen salvaje.

En el siglo XX, los desastres y el horror producidos por la II Guerra Mundial provocaron un interés por investigar las causas y la naturaleza de los comportamientos violentos de los seres humanos. Muchos autores (Dawkins 1994; Lorenz 1989; Wilson 1983) se han inclinado a pensar que nuestra naturaleza es violenta, superada solamente gracias al desarrollo de la cultura o para ser más correctos, de “nuestra” cultura. En muchas sociedades, las guerras y actos de violencia son sacralizados, como afirma Clastres. El mecanismo ideológico conmina a los individuos a vivir en comunidad y en este contexto, los sacrificios humanos y las guerras rituales no hacen otra cosa que sublimar la violencia, a fin de que los individuos no rompan las reglas del convivir social.
Desde el cazador recolector que mata a su presa con punta de proyectil, a las sangrientas guerras de Troya y desde el sitio arqueológico que muestra los restos de una mujer con huellas de tortura, hasta las grandes fosas comunes de Bosnia o de Chile, la arqueología se encarga de reconstruir los escenarios rituales y políticos de la violencia. Las sociedades contemporáneas disponen de una tecnología de destrucción que la humanidad no había conocido jamás. Los robos y asesinatos que se dan a diario en el mundo, el abuso a menores de edad, a mujeres y ancianos, las torturas, los crímenes de estado, todo esto es parte de una llamada “cultura de la violencia” (Guilaine, 2000). ante la cual la arqueología se apresta a dar contribuciones significativas.
En efecto, a más de proporcionar un largo decurso histórico de análisis de las formas y las causas de la violencia en el pasado, la arqueología está contribuyendo con su metodología y sus estrategias de campo a esclarecer los hechos de la violencia contemporánea. Al presente, no es extraño contemplar a grupos de arqueólogos forenses trabajando en fosas comunes de la violencia política provocada por caudillos de pies de barro que han tratado de afianzar su poder con la eliminación de sus semejantes. Por primera vez, y de forma dramática, la arqueología está mostrando su relevancia en el mundo de hoy.

Última actualización el Martes, 17 de Abril de 2007 10:37
 

Comentarios  

 
#1 Oscar 01-09-2009 02:49
Presiento que el autor de este articulo, esta bastante comprometido con su labor; no en vano saca a relucir la importancia de la arqueologia, y como acompañada de otras disciplinas (...consideracion personal) ayuda a desenmarañar, en este caso especifico, la violencia que nos golpea a diario en nuestras sociedades.

Lastima haberme encontrado este articulo mucho tiempo despues que se escribio (casi 9 meses); pero igual la informacion que ofrece es interesante y que decir de las opiniones que se llegan a divisar del autor, Oscar.
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