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Revistas Apachita Apachita 15 Teodoro Wolf, víctima lejana del transformismo
Teodoro Wolf, víctima lejana del transformismo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Lunes, 25 de Enero de 2010 09:26

 

Nota del Editor:
El sacerdote Teodoro Wolf, enviado por la provincia jesuítica alemana a Quito, como Profesor de la Escuela Politécnica Nacional (1870-1874), tuvo inusitado éxito en su trabajo, tanto docente como profesional de geólogo, que despertó malévola envidia entre sus colegas de la Escuela. Al haber establecido una estrecha amistad con los geólogos alemanes Alfonso Stübel y Wilhelm Reiss, fue acusado de intimar demasiado con “protestantes”. Luego, al solicitar a la Escuela la respectiva licencia para realizar un viaje a las islas Galápagos, recibió demoras en el trámite y, finalmente, negativa rotunda para dicha empresa. Todas estas presiones, a las que habría que añadir una enfermedad y su difusión de la teoría darwinista, determinarían el abandono, por parte de Wolf, de la orden jesuita. En 1874, cuando A. Martínez asistía, como oyente, a un curso de Geología dictado por el sabio alemán, fue testigo del curioso incidente que reproducimos a continuación:

“Con el recuerdo de esas conferencias se liga otro muy curioso, pues ahora, tengo plena seguridad, fue el que definió exclusivamente el futuro del sabio maestro. Exponía los fundamentos de la doctrina darwiniana, jamás oída en el Ecuador, hasta ese entonces, cuando notó que en la puerta del salón había dos sacerdotes que no se atrevían a entrar: eran los Señores Canónigos, Dr. Leopoldo Freire y Dr. Nicolas Tobar, altas dignidades de la Iglesia Metropolitana. Parece que este acto impropio, para decir lo menos, de los señores Canónigos, exaltó la cólera y el mal humor de Wolf, a un grado indescriptible, cortó el hilo de la conferencia, y con voz airada exclamó: - “Señores, si ustedes vienen como discípulos, entren y no se queden afuera; o, si quieren discutir conmigo sobre las doctrinas científicas que expongo en estas conferencias, también estoy listo para ello, pero no aquí sino en mi cuarto que ustedes lo conocen muy bien”. Los señores Canónigos, sin contestar una palabra, se embozaron en sus amplios manteos, dieron media vuelta y se marcharon. Después se dijo, lo recuerdo muy bien, que habían llegado a oídos del excelente y bonísimo Arzobispo Checa, noticias de que el Profesor Wolf, en sus conferencias, dictaba doctrinas anticatólicas y disolventes. Para cerciorarse de la verdad, comisionó entonces a los dos señores Canónigos, que tan mal fueron recibidos por Wolf. ¿Cuál el resultado de este incidente? La conferencia aquella fue la última, y pocos meses después, Wolf abandonaba para siempre la Compañía de Jesús, ‘con el mismo placer que debe experimentar el presidiario, cuando sale de la prisión’ (palabras que oí del Maestro, algunos años más tarde, en Guayaquil)”.

Augusto N. Martínez, 1934, Sesenta años de recuerdos: el Doctor Teodoro Wolf, Anales de la Universidad Central 52(287):179-206.

 

Última actualización el Lunes, 25 de Enero de 2010 11:41
 

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