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El alcance comercial y tecnológico actual del primer puerto del país rebasa, sin duda alguna, las técnicas de navegación preincaicas de la costa ecuatoriana. No obstante, el Banco Central del Ecuador decidió rendir un homenaje a los primeros navegantes nacionales con la exposición Pueblos Navegantes de la Costa del Ecuador, presentada en el recientemente inaugurado Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo de Guayaquil. De hecho, la tecnología “naval” de nuestros antepasados desvela una fascinante riqueza cultural, digna de admiración y de interés científico, como veremos a continuación en un breve recorrido de la exposición.
El itinerario de la visita se organiza en torno a los objetos más representativos de la navegación prehispánica de la costa ecuatoriana. Inicia con la famosa descripción de una balsa, realizada por Bartolomé Ruiz, luego de su llegada a Salango. La balsa representaba efectivamente el principal medio de navegación en el Ecuador preincaico. Esta frágil embarcación habría inclusive permitido el intercambio comercial con diversos pueblos de Centroamérica, particularmente del actual México.
A continuación, se nos presenta otro elemento significativo de la exploración submarina practicada por varias culturas prehispánicas del litoral. Se trata del “peso de buceo”, una imponente y voluminosa piedra circular de aproximadamente 30 cm. de diámetro, cuya forma le permitía ser sujetada por el buceador. Como es de imaginarse, alcanzar las profundidades del océano con este impresionante objeto, debió haber puesto a nuestros buceadores precolombinos en serio riesgo de sus vidas. Pero el objetivo valía la pena: eran expertos en recolección de concha Spondylus. Quizá la recolección de bivalvas signifique poca cosa para el observador actual, pero en la cosmovisión andina (e inclusive centroamericana), la concha Spondylus era el símbolo por excelencia de la fertilidad. Al parecer, su relación con el agua podría estar vinculada con un culto a la lluvia, especialmente durante el denominado fenómeno de El Niño. Según el guión de la exposición, la concha Spondylus llegó a conocerse más generalmente bajo la denominación de mullu. En realidad, de acuerdo con el estudio de David Blower en torno al mullu (Revista de Arqueología Colombiana, 2001), había muchos otros elementos simbólicos, en el marco de un complejo concepto desarrollado en torno a la fertilidad. Como resultado, la concha Spondylus llegó a formar parte de las redes comerciales de esa área, junto a otros productos. Es por esta razón -afirman los realizadores de la exposición- que los pueblos de navegantes preincaicos del Ecuador pronto lograron conformar un “capital mercantil acumulado”, que explicaría la complejización de las sociedades aludidas, así como una diferenciación marcada del trabajo a nivel social. A modo de ilustración, el comentario señala que los atuendos de las élites y de los shamanes, visibles en las representaciones cerámicas, adquirieron acabados más perfeccionados, revelando así la extensión de su poder. A sabiendas de que las costumbres comerciales preincaicas de la costa ecuatoriana son aún mal conocidas, y que las evidencias apuntan más bien hacia la práctica del trueque y la redistribución, difícilmente se entiende lo que la expresión “capital mercantil acumulado” quiere decir en este contexto: a nivel estrictamente económico, sería sin duda poco adecuada. De hecho, la complejización social a través de la actividad mercantil sigue siendo una hipótesis muy controvertida, como nos lo señala Lewis Binford (En busca del pasado). En ciertas culturas, significaría también pasar por alto factores de índole religiosa o política. Quizá se apuntaba hacia una visión más figurada pero ¿en qué sentido? Lastimosamente, los textos de la exposición son poco explícitos al respecto. Lo cierto es que, al salir de la exhibición, el visitante hasta podría tener la impresión de que la clase mercantilista del litoral se formó desde las prácticas de intercambio preincaicas. Si estas élites eran las que exploraban las profundidades marítimas con los pesos de buceo, la exposición no lo dice... A pesar de un diseño agradable a la vista y del empleo de herramientas virtuales, Pueblos Navegantes de la Costa del Ecuador carece considerablemente de explicaciones y de leyendas a nivel didáctico en ciertas vitrinas, especialmente en referencia al origen de algunas representaciones cerámicas. Muchos objetos parecen deber su presencia a la simple idea de “complejización social a través de la mercantilización”, cuando el título de la exhibición sugiere más bien una presentación mucho más amplia y enriquecedora de los “pueblos navegantes del Ecuador”: su origen, su desarrollo, su contacto con los otros pueblos, sus costumbres, su diversidad. A un título bastante prometedor se asocia una exposición cuantitativamente sucinta a nivel material que, en un esfuerzo quizá de síntesis o de vulgarización, mutila además el alcance cultural anunciado por la temática, marchitando así las expectativas del público y dejando de lado todo rigor científico. Cabe resaltar que, frente a la brillante América exótica, presentada en una inmensa sala contigua, Pueblos Navegantes de la Costa del Ecuador se queda corta. Terminaremos este breve recorrido subrayando que, a pesar de algunas debilidades conceptuales y prácticas, Pueblos Navegantes de la Costa del Ecuador da a conocer una nueva faceta de la investigación arqueológica ecuatoriana, a la vez que tiene el mérito de dejar al visitante curioso un cierto interés de informarse un poco más detalladamente sobre el tema. De hecho, publicaciones como La gran navegación prehispánica en el Ecuador de Carlos Zevallos Menéndez (1987), y Los pueblos navegantes del Ecuador prehispánico de Jorge Marcos (2005) pueden ser una introducción adecuada al asunto. |
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