Written by Catherine Lara
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Thursday, 18 November 2010 10:03 |
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Introducción
Desde las investigaciones de los arqueólogos estadounidenses Evans y Meggers, en los años 50, se había generalizado la idea de la Amazonía (tanto en sus partes altas como en las tierras bajas) como una “zona periférica con relación al desarrollo de las civilizaciones andinas”1. Razón por la cual se llegó a plantear que las culturas precolombinas amazónicas no se caracterizaron por la construcción de estructuras monumentales (recintos de piedra ceremoniales, residenciales, militares, etc.), tradicionalmente consideradas desde un punto de vista arqueológico como marcadoras de agrupaciones políticas jerarquizadas y complejas.
Sin embargo, los hallazgos de los arqueólogos Bushnell (1946), Rampón Zardo (Saulieu (de), 2006), Porras (1971, 1975 a, 1975 b, 1978, 1987) y más recientemente de Cuellar (2006), Rostoker (2005), Ledergerber (1995, 2006, 2007, 2008), Guffroy (2004) y Valdez (2005, 2008) entre otros, han llegado a cuestionar cada vez más esta idea de una complejidad social inexistente en la Amazonía en general.
En Morona Santiago, particularmente, la existencia de ruinas monumentales – es decir, de huellas de sociedades políticamente complejas-era conocida, aunque éstas han sido muy poco estudiadas. En el valle del río Cuyes (cantón Gualaquiza), investigadores como Carrillo (2003, n/d), Ekstrom (1975,1981), Taylor (1988), Ledergerber (1995, 2006, 2007, 2008) y Salazar (2000, 2004) han escrito sobre la zona, aunque trabajaron poco con el material arqueológico del sector (con excepción de Antonio Carrillo). En términos generales, aunque desde diversas modalidades, las propuestas de estos autores sugieren el carácter multiétnico del sector, presentado como escenario de contactos culturales precolombinos entre poblaciones cañaris, shuar e incas.
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Last Updated on Friday, 19 November 2010 07:45 |
Written by David O. Brown, Byron Camino, Mark D. Willis
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Thursday, 18 November 2010 08:58 |
Observations at a series of earthwork sites along the edge of the Andean cordillera in western Cotopaxi province of Ecuador have revealed new data on the Inka occupation of their northernmost regions. These sites, which form part of a network of fortresses that marks the western boundary of Inka territory in this area, are similar in many aspects to the better-known Inka fortresses of the Pambamarca area northeast of Quito. The Cotopaxi fortresses provide information on Inka military tactics and suggest that the Caranqui peoples of northern Ecuador were not the only neighboring group that the Inkas were concerned about.
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Last Updated on Friday, 19 November 2010 03:35 |
Written by Martha Romero, Ana Guachamín, Fernando Espinoza
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Thursday, 18 November 2010 08:17 |
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A partir de la elaboración de una colección comparativa de polen y esporas actuales mediante el muestreo de material fresco en algunas localidades de la Sierra y la Costa ecuatoriana, el desarrollo y aplicación de procedimientos de análisis físico-químicos, el registro detallado de cada espécimen y la sistematización de la información obtenida, se pretende contribuir a la investigación de los sitios arqueológicos a través el conocimiento de las especies que los poblaban y su evolución en el tiempo.
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Last Updated on Friday, 19 November 2010 03:34 |
Written by Fernando Mejía
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Thursday, 18 November 2010 08:02 |
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El conjunto de cerros Jaboncillo, Bravo, La Negrita, de Hojas y Guayabal, ubicado al noroeste de Portoviejo, cerca de la parroquia urbana de Picoazá, fue declarado Patrimonio Cultural el 2 de junio del 2009, mediante acuerdo Ministerial Nº 101-2009, por ser un importante complejo arqueológico de la cultura Manteña, que alberga una serie de construcciones monumentales como terrazas de cultivo, corrales, muros, silos o graneros, escalinatas, pozos, entre otros y posee una variada riqueza ecológica.
La cultura Manteña se estableció en la costa ecuatoriana al centro y sur de la provincia de Manabí, entre el año 550 al 1530 d.C., en el período de Integración. A inicios del siglo XX, Marshall Saville descubrió en los Cerros Jaboncillo y Hojas restos materiales de esta cultura, como sillas de piedra, estelas y cerámica; entre 1917 y 1923, Jacinto Jijón y Caamaño realizó excavaciones en esta zona y fue quien le dio el nombre a la Cultura Manteña. A partir de estos estudios varios investigadores han aportado al mayor conocimiento de las estructuras, cosmogonía y organización de la sociedad manteña.
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Last Updated on Friday, 19 November 2010 07:28 |
Written by Jacqueline Carrillo
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Thursday, 18 November 2010 07:47 |
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En el mes de mayo del año 2004 se realizó un Convenio de Cooperación Interinstitucional entre el Gobierno Cantonal de Antonio Ante y el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, para la ejecución del proyecto Recuperación y Puesta en Valor de Paila Tola y su entorno. El 18 de diciembre del 2004, mediante acuerdo ministerial Nº 4472 se hizo la Declaratoria patrimonial de este bien y se elaboró la correspondiente ordenanza para su ocupación y uso.
Varios estudiosos han ubicado su atención en las construcciones artificiales prehispánicas, llamadas tolas, que pertenecen al período de Integración y que se caracterizan por su elevada altura y organización en grupos, en la zona de Atuntaqui. Uno de ellos fue Jacinto Jijón y Caamaño1, quien las clasificó y determinó una tipología para Paila Tola, por su depresión circular en la parte superior del cuerpo. Esta depresión convexa le da una forma similar a una paila de donde toma su nombre.
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Last Updated on Friday, 19 November 2010 07:27 |
Written by Jaime Idrovo Urigüen
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Thursday, 18 November 2010 07:20 |
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Antecedentes
Por un principio básico todo pueblo tiene su historia, unos más antigua, otros menos, existiendo también, aquellos de historia reciente. En este mismo sentido, la arqueología, en tanto ciencia que se ocupa del estudio de las sociedades que han desaparecido o que han sufrido períodos de transformación radical, no sólo tiene que ver con los grandes conjuntos antiguos de tipo monumental, puesto que estudia hasta las más pequeñas manifestaciones materiales dejadas por un grupo humano. En otra dimensión, igual estudia las épocas más remotas, cuando las sociedades recién comenzaban a manejar los primeros instrumentos de caza, produciendo luego los de labranza, durante la revolución agrícola, hasta el surgimiento de la revolución urbana y el aparecimiento de los grandes imperios y estados que concluyen en la revolución industrial y su desarrollo paulatino, hasta alcanzar la época contemporánea.
Desde otro punto de vista, al arqueólogo se lo ve, generalmente, trabajando entre espesas selvas tropicales, cálidos desiertos o cumbres montañosas, cuando su campo de acción, igualmente se encuentra entre las calles, plazas e inmuebles de las ciudades, muchas de ellas construidas con el tránsito de siglos y milenios.
De suerte que podemos afirmar en este terreno, que muchas de las más importantes urbes del mundo guardan celosas o a flor de piel, los testigos dejados por múltiples conjuntos humanos, que sin pertenecer necesariamente a un mismo tronco cultural o étnico, han modelado diferentes estadios de evolución histórica, sin que por ello su espacio físico haya dejado de ocuparse, puesto que simplemente se ha sometido a un continuo proceso de transformaciones.
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Last Updated on Monday, 06 December 2010 07:55 |
Written by Francisco Valdez
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Thursday, 18 November 2010 05:41 |
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El Decreto Ejecutivo Nº 816, promulgado el 7 de enero de 2008, marcó el inicio de la Emergencia Patrimonial que ha logrado establecer las bases para lo que es ya el primer capítulo del inventario de los recursos patrimoniales materiales e inmateriales del Ecuador. Más de 80 000 bienes muebles e inmuebles han sido registrados, entre los que se destacan sitios, colecciones, documentos, tradiciones y costumbres populares. Con esta base de datos bien estructurada, es tiempo ahora de emprender la ardua tarea de ir completando persistentemente el inventario. Para ello la herramienta más adecuada es la investigación científica, poco importa que se la llame histórica, antropológica, académica o contractual, lo único que conviene es que ésta sea fidedigna, rigurosa y sistemática. Estos tres adjetivos no son retóricos o redundantes, son en realidad las tres características de la investigación moderna.
En el campo de la arqueología (disciplina histórica y antropológica por excelencia) las bases de la investigación científica deben ser reevaluadas seriamente en el Ecuador del siglo XXI. Desde sus inicios, la práctica de esta disciplina en nuestro medio ha tenido un proceso evolutivo, ligado ciertamente al avance de las ciencias físicas y antropológicas, que le ha situado primordialmente dentro del campo del conocimiento de la historia antigua de los pueblos precolombinos. A nivel mundial, la arqueología flota desde inicios del siglo XX en el límite entre las ciencias duras y las ciencias sociales. Su metodología, cada vez más rigurosa, le vincula a la física, a la ecología, a la biología, a la geología, a la geografía estructural, a la estadística y evidentemente a la informática. No obstante, su objetivo fundamental es el conocimiento de la conformación de las sociedades pretéritas o recientes y de la comprensión del cambio sociocultural a través del tiempo largo.
Al estudio de los vestigios de cultura material se han unido la lectura del paisaje; la identificación de las huellas latentes y evidentes de la acción social; el estudio de la comprensión de la cadena operativa de las diversas tecnologías que han permitido al hombre adaptarse y organizarse en un territorio, donde genera su cultura material e inmaterial. En los últimos años la arqueología se ha dedicado al estudio físico y genético de los restos biológicos (incluyendo los humanos) encontrados en los contextos culturales y que informan sobre las condiciones de vida en el pasado. El propósito del estudio arqueológico moderno es la adquisición de datos que informen sobre la historia antigua de las distintas sociedades y como éstas se han transformado a través del tiempo. Pero ¿qué debe entenderse por historia antigua? Una definición amplia puede ser el proceso de transformación social que han seguido los pueblos, desde el momento en que pueblan en una región, hasta que aparecen fuentes escritas que relatan inequívocamente el seguimiento de este proceso hasta la actualidad La reconstitución de la historia antigua deberá describir los procesos adaptativos que permitieron a los grupos humanos instalarse (exitosamente o no) en un medio ambiente determinado, subrayando la evolución de las técnicas extractivas y productivas que permitieron a las antiguas sociedades explotar y transformar el medio natural en paisajes culturalmente significativos.
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Last Updated on Thursday, 02 December 2010 17:21 |
Written by Inés Pazmiño Gavilanes
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Thursday, 18 November 2010 05:35 |
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Reconstruir el paso de los grupos humanos, en una geografía y época determinadas, mediante la interpretación de los vestigios dejados, resulta una tarea necesaria para entender el proceso complejo, diverso y múltiple de las sociedades del pasado y el presente.
Los estudios arqueológicos llevados a cabo en el Ecuador, por ecuatorianos y extranjeros, desde las últimas décadas del siglo XIX hasta la actualidad, reflejan las varias etapas experimentadas por el quehacer arqueológico en el país, producto de las diferentes corrientes de pensamiento y del propio desarrollo de la arqueología.
La diversidad de temas tratados desde la perspectiva descriptiva y descriptiva-interpretativa nos ha permitido conocer la riqueza cultural de las sociedades que nos antecedieron, a través de las evidencias materiales que nos legaron.
Es por ello que el segundo número de la Revista del Patrimonio Cultural del Ecuador está dedicado a la arqueología, con el afán de generar un espacio de difusión de estudios realizados en los varios campos de acción de la arqueología.
Una mayor producción y difusión de investigaciones, desde diversas perspectivas, abrirá un debate necesario y contribuirá a balancear el déficit que se tiene respecto de nuestro pasado prehispánico.
El reto ahora está en consolidar un espacio de diálogo interdisciplinario, entre la arqueología, etnohistoria, antropología, lingüística, etc., que contribuya a entender el funcionamiento, producción, transformación y uso de los conocimientos históricos, culturales y sociales que se obtienen del pasado a partir de las técnicas y métodos con que cuenta la arqueología y favorecer la educación, la defensa del patrimonio y la construcción de identidades.
Arq. Inés Pazmiño Gavilanes Directora Nacional Instituto Nacional de Patrimonio Cultural
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