El Huanacauri de Tomebamba Imprimir
Escrito por José Luis Espinosa E.   
Martes, 12 de Junio de 2007 12:30


Es conocido que uno de los importantes procesos para fundar la ciudad inca de Tomebamba, como otra Cuzco imperial, fue la “incaización” del paisaje. El Padre Jesús Arriaga (1932) señaló ya la serie de topónimos cuzqueños que, con variantes locales, aparecen en los alrededores de la antigua Tomebamba, y aún sobreviven en la toponimia actual de Cuenca. En este contexto, cabe hacer una corta disquisición histórica y geográfica del topónimo Huanacauri, de gran importancia en la mitología inca, y presente también en la toponimia del Cuzco.
Según una de las versiones del origen de los Incas, Ayarcachi, de conducta antisocial luego rectificada, se apareció en forma de pájaro ante su hermano Manco Cápac en el Huanacauri cerca de Cuzco, y le comprometió formalmente su ayuda en las guerras suyas y de sus descendientes. A este efecto, Ayarcachi instruyó a su hermano sobre cómo tomar la corona y cómo iniciar a los príncipes en el arte de gobernar. La historia señala que, durante las ceremonias de iniciación inca, hombres jóvenes vestidos como Ayarcachi subían al Huanacauri donde le rendían homenaje, preguntándole cómo habían de ser bravos en la guerra (Cummins 2002).

Algunos cronistas españoles han reportado que Tomebamba tenía, en sus bosques, un templo del Huanacauri similar al del Cuzco. Huayna Cápac mismo habría tomado una piedra del Huanacauri imperial para llevarla a Quito (i.e. a Tomebamba, segunda capital inca), la misma que, a su muerte, retornó al Cuzco, junto con la momia del emperador (Jamieson 2003). La creación de un nuevo Huanacauri y el traslado de la piedra, sugieren que el soberano trasladaba también simbólicamente
el contenido sagrado del “wanakauri” del Cuzco al Huanacauri de Tomebamba.
Aunque los topónimos señalados por Arriaga son fácilmente ubicables en la actual toponimia (i.e. Cullca. Monay, etc.), el Huanacauri no ha podido ser localizado, a pesar de haber constituido una de las huacas más importantes del norte del imperio. Historiadores locales han encontrado no sólo uno sino varios huanacauris en la zona de Cuenca, aunque sin aportar razones valederas que permitan confirmar su naturaleza de huaca imperial.

En este contexto, hemos considerado que la geografía podría ser un importante indicio para su descubrimiento. En otras palabras, hemos planteado que el Huanacauri de Tomebamba debería estar en la misma posición geográfica que en Cuzco (sureste de esta ciudad). Con esta hipótesis y la ayuda de informantes locales, exploramos el sureste de Cuenca logrando descubrir un cerro que parece haber sido el Huanacauri tomebambino. Desde la base, el cerro es poco espectacular, y los informantes locales jóvenes ni siquiera saben su nombre; fueron los informantes viejos que lo indentificaron con el topónimo cuzqueño.

“Nuestro” Huanacauri se encuentra al sureste de la actual ciudad Cuenca, a 2.600 m. de altura, entre las colinas de Gapal y Rayoloma. Desde su base en la av. Max Uhle hasta la cúspide, tiene 180 m. de altura. El diámetro de este gigante, desde la entrada a Chilcapamba (Mal Paso) hasta el acceso a Bahuanchi, es de 2 km. aproximadamente. El sitio goza de una vista extraordinaria que domina todo el valle y las montañas de la ciudad de Cuenca. Cerca de la cima, se encuentra
una capilla católica del Niño de Praga, a la que acuden el 25 de diciembre, miles de personas de las provincias australes como Cañar, Azuay y Loja. Clara reminiscencia de las superposiciones católicas que los españoles
efectuaron en los montes sagrados precolombinos.
El área ritual se encuentra en la cúspide plana del monte, donde el material cultural es muy denso. Debajo de este nivel, se encuentra suelo estéril o roca llamada localmente “cangahua”. Las faldas muestran escasos vestigios arqueológicos.

El lugar se ve destruido por terraplenes y vías hechos con tractor para urbanizarlo. Unas pocas áreas afortunadamente no han sido afectadas, por lo que todavía quedan espacios con estratigrafías intactas y originales que pudieran brindarnos valiosa y oportuna información. El sitio también tiene espacios recientemente cultivados los mismos que han
dañado el 90 % del suelo arqueológico.

Un breve diagnóstico del material superficial refleja la existencia de ollas grandes, con bordes brevemente acanalados, pozuelos o “medianos”, cuencos o compoteras pequeñas. La decoración es de bandas de color crema, rojo intenso y bandas de café rojizo sobre los bordes y labios de los recipientes. Otros fragmentos muestran diseños de color crema sobre café-rojizo. Los objetos decorados podrían indicarnos su uso ceremonial.

Es imperioso que el INPC o el Municipio destaquen al lugar a algún experto que realice una investigación sistemática que dirima, en último término, si el Huanacauri debe ser destinado a ciudadela residencial o declarado cerro tutelar de la ciudad de Cuenca, heredera directa de la antigua Tomebamba inca.
Última actualización el Jueves, 27 de Agosto de 2009 07:48