Tomebamba, Pumapungo, Hatun Cañar Print
Written by José Luis Espinoza E.   
Wednesday, 26 May 2010 03:50
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Túpac Yupanqui conquistó el norte del Tahuantinsuyo fundando la provincia de Tomebamba, cuya jurisdicción era muy amplia, ya que abarcaba desde el Nudo del Azuay hasta Cajamarca. Al tiempo del nacimiento de Atahualpa, la provincia de Tomebamba se había reducido progresivamente, restringiéndose finalmente al área Cañari. Estudiosos locales de fines del siglo XIX y comienzos del XX trataron en vano de ubicar la supuesta “ciudad” de Tomebamba. En 1923, y luego de realizar extensas excavaciones, el arqueólogo alemán Max Uhle pudo informar a los intelectuales cuencanos que esta ciudad no se encontraba en Ingapirca ni en Cañaribamba, como algunos estudiosos pretendían, sino en lo que hoy es el área de Pumapungo, en la actual ciudad de Cuenca.

Por cierto, mucho se ha escrito sobre la supuesta “ciudad inca” de Tomebamba, generalmente en elucubraciones “históricas” que pretenden decir la verdad o que son simplemente producto de la fantasía de sus autores. Este breve estudio, pretende probar que, en el incario, Tomebamba no era una ciudad, sino una provincia, en la cual estaban ubicados cuatro centros principales: Hatun Cañar, Pumapungo, Cañaribamba y Molleturo. La ciudadela Pumapungo no era un barrio de la supuesta “ciudad de Tomebamba” sino un centro inca per se, ubicado cerca de Cuenca. Por otro lado, el famoso templo del Sol, descrito por Cieza de León y otros cronistas, que se supone estaba en Pumapungo, no se encontraba allí, sino en Hatun Cañar, hoy parroquia de Ingapirca.

Tradicionalmente la historiografía local atribuye casi todos los acontecimientos a la supuesta “ciudad de Tomebamba”. Sin embargo, las crónicas no permiten corroborar los hechos. Hoy, con base en estudios arqueológicos y documentos etnohistóricos, trataremos de hallar eventos claves focalizados en la provincia de Tomebamba. Además, una analítica lectura de las crónicas de Cieza de León y los Libros de Cabildos de Cuenca nos permite probar algunos sucesos que cambian el concepto tradicional que hasta hoy hemos tenido de Tomebamba, Pumapungo y Hatun Cañar.

La provincia de Tomebamba. Hay referencias y argumentos que prueban la existencia de la provincia de Tomebamba, antes de la fundación de la ciudad de Cuenca. Pedro Cieza de León, el único cronista que pasó por Tomebamba (hacia 1547), manifiesta que “está todo repartido de aposentos y depósitos, que estaban hechos de a dos y tres y cuatro leguas, entre los cuales están dos principales, llamado el uno Cañaribamba y el otro Hatun Cañari, de donde tomaron los naturales el nombre, y su provincia, de llamarse los Cañares” (Cieza de León 2005, 127). Por lo tanto, no se refiere a ninguna “ciudad” de Tomebamba, que se supone habría sido un centro importante. Esta versión es una de las evidencias más contundentes, claras e irrefutables de que Tomebamba era una provincia. Por ello, causa extrañeza que nadie hasta hoy se haya referido a esta parte clave e importantísima en cualquier estudio de Tomebamba.

El título del capítulo XLIV de la crónica de Cieza dice: “De la grandeza y los ricos palacios que había en los asientos de Tomebamba de la provincia de los cañares”. O sea, había varios “asientos”, pero nada que haya podido ser considerado como ciudad. El cronista inclusive ubica a Tomebamba en su ámbito geográfico, señalando: “Está á la parte del poniente dellos [de los cuatro asientos o aposentos de Tomebamba] la provincia de los Guancavilcas, que son términos de la ciudad de Gayaquile y Puerto Viejo, y al oriente el río grande del Marañón” (ídem., 129). Es obvio que se refiere al área de la provincia y no a una colosal ciudad. Cieza indica además: “Algunos indios quisieron decir, que la mayor parte de las piedras con que están hechos estos aposentos y templo del sol, las habían traído de la gran ciudad del Cuzco por mandado del rey Huaynacapa y del gran Topainga, su padre” (ídem, 129,130).

Pese a la incredulidad del mismo Cieza y de muchos de nosotros, hoy es del todo verdad que los sillares efectivamente fueron traídos de Cuzco para la construcción de un palacio real o templo importante en la Tomebamba provincia, como acertada y complementariamente señalan Cieza en 1553, Cabello de Balboa en 1586, Murúa en 1615 y Guamán Poma en 1615. Estos sillares se encuentran en Los Piedros (Paquishapa, Saraguro), según las investigaciones realizadas por el arqueólogo Dennis Ogburn (2002). Es decir, los sillares sí llegaron a la provincia de Tomebamba, pero jamás a la supuesta “ciudad” homónima, como señala la historia tradicional. Análisis posteriores de los sillares incas dispersos en algunos edificios de Cuenca, recopilados en 2007 por Dennis Ogburn y el autor de este artículo, probaron que jamás llegaron a Pumapungo los cargamentos de sillares del Cuzco.

En referencia a algunos centros importantes, Cieza dice que: “en estos” estaba el gobernador y capitán mayor del inga con los indios mitimaes (idem., 129). A este respecto cabe mencionar que los mitimaes se encontraban por toda la provincia de Tomebamba y no en los alrededores del centro principal de Pumapungo. En el sur, tenemos al grupo de los Saraguros; otro sin nombre en Cumbe (Lynn Hirschkind, comunicación personal, 2010), luego los Nultisapac en San Bartolomé de Arocsapa, los Sicchos cerca de Cuenca, Jatunpamba, Chuquipata y Cojitambo, Huairapungos por Ingapirca, y Pumallactas por Alausí.

Al referirse a los Cañaris, Cieza manifiesta que “en este tiempo son ya cristianos los señores, y se llama (cuando yo pasé por Tomebamba) el principal de ellos don Fernando”, luego agrega complacido “que los templos destos indios se hayan derribado” (idem., 132). Cieza describe en su texto toda la provincia de Tomebamba. Sin duda, pasó también por la zona de la actual ciudad de Cuenca y posiblemente vio poco de la destruida Pumapungo. Don Fernando era probablemente el don Hernando Leopulla, cacique principal de Gualaceo, que fue convocado en 1557, para la fundación de Cuenca. El cambio de la F por la H, pudiera deberse a un error en la transcripción. En todo caso, para este evento, se convocó, en la llanura de Paucarbamba, a los caciques para que den su consentimiento; al sitio acudieron caciques “de la dicha provincia de Tomebamba” (Primer Libro de Cabildos de Cuenca). No asiste ningún cacique representante de la supuesta ciudad de Tomebamba. Una de las pruebas más tajantes, claras y contundentes de que Tomebamba era una provincia, se encuentra en la misma Acta de fundación de la ciudad de Cuenca. El libro Primero de Cabildos recalca en varias de sus partes que Cuenca se funda en la provincia, y expresamente señala que la fundación se la hace en el “asiento de Paucarbamba que es en la dicha provincia de Tomebamba”.

Transición de la provincia de Tomebamba a la supuesta ciudad de Tomebamba. Todos los centros principales de la provincia fueron destruidos por Atahualpa y quedaron en ruinas. Cuenca, por ser la única ciudad importante fundada en la provincia de Tomebamba y por estar cerca de Pumapungo, fue, poco a poco, absorbiendo, nutriéndose y apropiándose del brillante pasado histórico de la provincia de Tomebamba, trasmitido por la tradición oral de sus habitantes. Es conocido que casi todas las provincias españolas han dado su nombre a sus capitales, y no sería extraño que los conquistadores del Ecuador hayan aplicado el mismo concepto en Tomebamba. Es probable que los primeros habitantes españoles de la región hayan creido que los “tambos reales” de Pumapungo eran el único centro inca que tuvo la provincia de Tomebamba; de ahí que habrán optado por llamarla “ciudad” con el mismo nombre de la provincia. Desde la fundación de Cuenca, en 1557, las nuevas autoridades, los cronistas, los visitantes y los historiadores han venido afirmando erradamente que Cuenca fue fundada sobre la antigua “ciudad de Tomebamba”. Los otros centros incas, destruidos, pasaron simplemente al olvido.

Pumapungo, la segunda Cuzco. Pumapungo era el único centro importante inca ubicado en Paucarbamba, donde se fundó la ciudad de Cuenca. No era un barrio como tradicionalmente se ha creído, sino un verdadero centro religioso, político, y administrativo, con jurisdicción en todo el norte del Imperio Inca. Por su ubicación y descripción, es el centro que más se asemejaría al Cuzco, como se colige de la información proporcionada por Cabello Balboa, Garcilaso de la Vega y Martín de Murúa. En 1922, Jesús Arriaga propuso algunas toponimias y argumentos que intentaban demostrar que la supuesta “ciudad de Tomebamba”, era la segunda Cuzco; sin embargo, su propuesta ha perdido validez, considerando que, a lo largo del Imperio inca, se pueden encontrar toponimias similares. Sobre los argumentos, acerca de la ubicación de la “ciudad Tomebamba”, estos se encuentran alterados, son inexactos o poco confiables.

En efecto, algunos topónimos pueden ser simplemente producto de asentamientos de mitimaes cuzqueños en el lugar, más que una deliberada reproducción del entorno del Cuzco. Hemos de recordar que, luego de su triunfo en la guerra con Huáscar, Atahualpa trajo desde Cuzco cuatro mil extranjeros para repoblar la provincia que había sido devastada por la masacre que él mismo dirigiera. En realidad, pocas similitudes tienen Cuzco y Pumapungo: ambos se encuentran en un valle de a dos y tres leguas; y ambos tienen paisajes parecidos regados por ríos o riachuelos. Los toponimos similares son pocos: Huanacauri, Monay, Huataná, y el Chaquichaca del sur de Cuzco que pudiera ser equiparable a nuestro Ingachaca, puente de Gapal. En ambos sitios, al norte de la gran plaza se encontraba el gigantesco templo al dios Huiracocha.

El arqueólogo Jaime Idrovo, quien realizó investigaciónes en Pumapungo, enfatiza “la separación establecida entre la ciudad española y la inkaica; la primera localizada con exclusividad en Paucarbamba, y la segunda cuyo núcleo permaneció por largo tiempo relacionado con Pumapungo”. Los españoles no fundaron la ciudad sobre las ruinas de los tambos reales incas, como en Cuzco, pero se llevaron casi todos los sillares incas de Pumapungo para colocarlos en sus nuevos edificios como la Iglesia Mayor, los molinos de Todos Santos y de Cullca, entre otras construcciones importantes de la naciente ciudad de Cuenca. Pumapungo, no tuvo ninguna importancia para los españoles, al punto que la otrora famosa plaza inca fue convertida, en 1558, en ordinarios corrales de ganado con su respectivo matadero.

El famoso templo al sol de Tomebamba. El templo del Sol descrito por Cieza de León, que se creía estaba en la supuesta “ciudad de Tomebamba” o sea Pumapungo, no se encuentra allí sino en Hatun Cañar, provincia de Tomebamba (actual Ingapirca). Cieza manifiesta que le informaron los orejones del Cuzco, que eran los más sabios del Imperio, que Tupac Yupanqui fue el fundador del Templo y que se holgaba de estar más tiempo en estos aposentos que en otra parte. El cronista señala además que las piedras del templo “parescian de jaspe” como se puede ver ahora en los los sillares de la elipse: jaspes de diversas formas a manera de manchas oscuras y claras sobre un fondo de tono verdeazulado. Por otro lado, en las paredes de los aposentos estaban “esculpidas ovejas y corderos de lo mismo y aves…” Juan Cueva Jaramillo, quien realizó investigaciones en el complejo de Ingapirca, hacia 1970, efectivamente registró “23 piedras zoomorfas y ornitomorfas” elementos estilizados encontrados tan sólo en Ingapirca y no en otros sitios incas. Así mismo, el cronista refiere que “las portadas de muchos aposentos estaban galanas y muy pintadas”. En 1559, el Cabildo de Cuenca reconoció oficialmente en favor de Gil Ramírez Dávalos las tierras de las estancias llamadas “tambos bermejos” de Hatun Cañar, topónimo que quizá se deba al color de sus paredes. González Suárez también registró paredes de coloración rojiza en 1922.

Según Cieza, “las mujeres vírgenes que estaban dedicadas al servicio del templo eran mas de docientas y muy hermosas, naturales de los Cañares”. Quizá suene razonable suponer que, si eran mujeres cañares, éstas habrían usado vajilla propia de filiación Cashaloma. Respaldan lo dicho las excavaciones de Antonio Fresco y un hallazago reportado por Mario Jaramillo en el sector de La Condamine de “algo más de veinte enterramientos, pertenecientes en su mayoría a personas del sexo femenino”. Después de todo, el material arqueológico de Ingapirca, en casi su totalidad, es de filiación Cashaloma.

El complejo de Ingapirca era uno de los centros más importantes del Cinchaysuyo. La elipse, espectacular por su forma y dimensiones (34x12x5 m.), es única en todo el incario, ya que las formas redondeadas ocurrían solamente en lugares sagrados de gran prestigio, como el Koricancha de Cuzco, el de Pumapungo (12x6 m.), el complejo de Moray, y el templo de Machu Picchu. El Templo del Sol de Ingapirca, emplazado sobre la elipse, en estratégica posición este-oeste, tenía dos puertas que se abrían a estos puntos cardinales, y una pared medianera con cuatro nichos a cada lado, por donde entraba la luz del sol muy temprano en la mañana y al anochecer. Conforme a los solsticios, la luz se reflejaba diferencialmente en los cuatro nichos de la pared. En cuanto a su ubicación, Cieza señala que “los aposentos de Tomebamba se encuentran asentados á las juntas de dos pequeños ríos en un llano de campaña que tendrá mas de doce leguas de contorno. Es tierra fría…”. El aposento aludido es sin duda Hatun Cañar (Ingapirca), ubicado efectivamente junto a los dos pequeños ríos llamados Silante y Gulanza, en un área grande de doce leguas de contorno (67,2 km.), y que es particularmente fría. Treinta y cinco años después de Cieza, Fray Gaspar de Gallegos corrobora lo dicho por el cronista sobre Hatun Cañar: “ era la principal cabeza destos cañares; y así parece, por que en el día de hoy hay grandes y muy sumtuosos edificios, y entrellos una torre muy fuerte [1582]”. Lo que posteriormente ha sucedido es que gran parte de la información documental sobre Hatun Cañar le ha sido transferida a Pumapungo para crear el mito de la “ciudad de Tomebamba”.

Cabello Balboa, Miguel, 1951[1586], Miscelánea Antártica, una historia del Perú antiguo, Univ. Mayor de San Marcos, Lima. Pedro Cieza de León, 2005, Crónica del Perú del señorío de los Incas, 2005, Biblioteca Ayacucho, Caracas. José L. Espinoza, 2008, Tomebamba y el puma, Apachita 14:6-8, Quito. Antonio Fresco, 1984, La arqueología de Ingapirca, Ecuador, Comisión del Castillo de Ingapirca, Cuenca. Lynn Hirsckind, 1995, Cañar Incásico, Universidad Verdad 17:12- 54, Cuenca. Jaime Idrovo Urigüen, 2000, Tomebamba: arqueología e historia de una ciudad imperial, Banco Central del Ecuador, Cuenca. Mario Jaramillo Paredes, 1995, Ingapirca, Universidad Verdad 17:71-80, Cuenca. Dennis Ogburn, 2002, Investigación de las piedras incas ubicadas en la zona de Paquishapa, cantón Saraguro, Loja, Ecuador. Informe al INPC.