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Revues Apachita Apachita 18 Notes pour une iconographie cañari
Notes pour une iconographie cañari PDF Imprimer Envoyer
Écrit par José Luis Espinoza E.   
Lundi, 23 Mai 2011 12:54

La salle du Musée de Ingapirca renferme plusieurs objets n'ayant pas été étudiés, bien que caractérisés par des traits dignes d'être soulignés. Dans la note suivante, je voudrais attirer l'attention sur certains détails figurant sur des statuettes antropomorphes, connues sous le nom de "sonajeros", ainsi que sur certaines sculptures antropomorphes en pierre caractérisées par des protubérances en forme de cône posées sur leur tête, qui semblent évoquer la coiffe singulière des cañaris. Lors de son passage dans la province de Tomebamba en 1547, Cieza de León (2005: 131) les décrit comme suit: "ils ont les cheveux très longs, et ils se les enroulent une fois autour de la tête, de sorte que celle-ci, ainsi qu'une couronne ronde qu'ils portent, -d'un bois fin-, indiquent tout de suite qu'ils sont cañaris, car ils portent ce signe afin d'être reconnus.  Par conséquent, leurs femmes aiment avoir les cheveux longs, et se les enrouler aussi autour de la tête, de sorte à être reconnues en tant que telles par leurs maris". Dans un autre passage, le chroniqueur rajoute: "Alors que je me trouvais à Cuzco, des gens de toutes parts y entraient, et de par les signes, nous reconnaissions que les uns étaient canches, les autres, canas, et les autres, collas, et d'autres, huancas, et d'autres, cañaris, et d'autres, chachapoyas  (id., 135). “Ces-derniers conservent les coutumes de leurs parents et se parent selon leur usage, et même si mille hommes se trouvaient ensemble, on les reconnaîtrait aisément à travers les signes qu'ils se mettaient sur la tête” (idem, 242).

Por otro lado, se ha observado un singular bezote que muestra un personaje masculino desnudo que lleva, sobre su cabeza, un tumi o cuchillo, símbolo que indica, por un lado que es inca, y por otro, que es de alto rango. Su mano derecha levantada sostiene una hachuela y el brazo izquierdo recogido, sujeta curiosamente una cabeza cónica. El arma que sostiene el individuo inca y la cabeza cortada bajo el brazo izquierdo, sugieren evidentemente un acto sangriento, como es el corte de una cabeza. El contexto sugiere que el personaje inca es un especialista en este tipo de actividades, es decir un verdugo, y que la cabeza cónica cortada corresponde a un cañari. La desnudez del verdugo acaso responda a ciertos usos y costumbres cuya simbología desconocemos o quizá, simplemente, evitaba que la sangre manchara las finas vestiduras del sujeto.

Los franceses Verneau y Rivet (1912, tomo 6, lámina XXII) también registraron este tipo de objetos de Ingapirca. Una de las figuras registradas [Cf. supra], por ejemplo, exhibe sobre sus hombros dos cabezas trofeo cónicas cañaris, similares a las que hoy referimos.

En suma, dado que, como señala el cronista Cieza, la identificación étnica era detectada en los tocados de la cabeza, la representación de estos personajes con cabeza cónica puede ser fácilmente atribuida a los cañaris, cuyo enrollamiento del pelo culminaría en un copete algo cónico, de manera que esta forma geométrica habría sido adoptada para su identificacion iconográfica.

Por cierto, el degollamiento generalizado, de aproximadamente cuarenta y siete mil cañaris, ordenado por Atahualpa (según Hernando Pablos, 1582) por la supuesta “traición” de los cañaris por el apoyo prestado al cuzqueño Huáscar, fue de tal magnitud que, al final del Imperio, dio origen a que toda la provincia cañari tomara el sobrenombre de Tumi pampa, o pampa del cuchillo. Esta matanza, ocurrida durante el incario en la provincia cañari, poco antes del arribo de los españoles, fue la más sangrienta de todas. La ofensiva mató principalmente a los hombres. En 1547, Cieza afirmaba que en la población cañari de la época había una relación de quince veces más mujeres que hombres. Igualmente, los libros de Cabildos de Cuenca de finales del siglo XVI corroboran la escasez de indígenas varones en la provincia, seguramente como resultado de la criminal matanza. Atahualpa fue muerto por Francisco Pizarro en Cajamarca en 1532.

Cieza de León, Pedro, 2005, [1553] Crónica del Perú del Señorío de los Incas, Biblioteca Ayacucho, Caracas. Hernando de Pablos, 1992 [1582], Cuenca. En Relaciones histórico geográficas de la Audiencia de Quito, siglos XVI-XVII, Pilar Ponce Leyva 2:372- 378, Ediciones Abya Yala, Marka, Quito. Verneau R. y Paul Rivet, 1912, Ethnographie ancienne de l’Équateur, Mission du Service Géographique de l´Armée pour la mésure d´un arc de méridien équatorial, Amérique du Sud, Tome 6. Ministerio de Instrucción Pública, París.

Mise à jour le Lundi, 23 Mai 2011 15:25
 

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