La Venus de Capucuy Imprimir
Escrito por María Soledad Solórzano   
Miércoles, 26 de Mayo de 2010 04:19

El término Venus proviene de la divinidad romana del amor y de la belleza, y su uso se ha popularizado, a nivel del arte antiguo, para designar las representaciones iconográficas femeninas, tanto en pinturas como en esculturas. A lo largo de la prehistoria, las representaciones humanas, masculinas o femeninas, han sido muchas y de muy diversas formas, encontrándoselas en pinturas rupestres, materiales líticos y metalúrgicos y particularmente en arcilla, materia prima de la que se han manufacturado miles de “figurinas” en el Ecuador precolombino. Estas representaciones, principalmente femeninas en nuestro país, han sido objeto de numerosos estudios, sobre todo morfológicos, quedando muy rezagados los estudios de género, entre los cuales cabría al menos mencionar los de Yépez (2002) y de Di Capua (1994).

Costanza Di Capua analiza las figuras femeninas de la cultura Valdivia (las llamadas “venus”), vinculándolas con los períodos biológicos de la mujer (pre-pubertad, pubertad, adultez). Su estudio se basa principalmente en los tocados de las figurinas, buscando patrones de producción, o mejor dicho de diseño, en la asociación de dichos tocados con elementos anatómicos de las venus.

Cabe señalar que los trabajos sobre figurinas ecuatorianas se han concentrado sobre todo en las provenientes de la Costa. Las de la Sierra, acaso por ser representaciones masculinas, no han llamado mucho la atención. De la región amazónica no existe literatura alguna sobre el tema, por una razón obvia: no se han encontrado figurinas humanas. Sin embargo, recientemente, la autora registró un hallazgo que testimonia la producción de figurinas de arcilla en la Amazonia ecuatoriana. A mediados del 2007, en una intervención de urgencia en el sitio de Capucuy, cerca de la laguna de Limoncocha, provincia de Sucumbíos, se encontró un área de ocupación precolombina, en la que se recuperaron sellos con formas de pies y manos, sellos cilíndricos, piezas circulares a maneras de tapas, asas de estribo, apliques antropomorfos, y figurinas femeninas de arcilla, entre otros. Esta ocupación tiene datación radiocarbónica de 2100 – 2060 B.P., o sea alrededor de 150 - 110 A.C. (Solórzano, 2008).

Por lo general, estos objetos se encontraron fragmentados y muy deteriorados; pero se pudo constatar la presencia de 7 figurinas de mujeres, a juzgar por la clara representacion de sus atributos sexuales. A este personaje le hemos llamado la Venus de Capucuy. La pieza mejor preservada es un cuerpo, sin cabeza (aparentemente por fractura), de 4.2 cm de largo, 1.2 cm de ancho y 1.1 cm de espesor. Las extremidades superiores e inferiores fueron modeladas de forma trunca, o sea que hay presencia de muslos y antebrazos, pero el alfarero no llegó a modelar los brazos ni las piernas. Por otro lado, la zona de la pelvis está delimitada de forma clara con incisiones, al igual que los glúteos. La ausencia de pechos, lleva a pensar que corresponde a una mujer púber.

Los demás fragmentos (seis) corresponden a representaciones de cuerpos más toscos, pero con rasgos corporales indicativos de feminidad, particularmente en los torsos. Sus dimensiones fluctúan entre los 5.2 cm de largo residual, por 2.4 cm de ancho y 2.1 cm de espesor, por un lado, y 3.8 cm de largo residual, por 1.8 cm de ancho y 1.4 cm de espesor, por otro. Dos fragmentos poseen pechos; el primero podria asociarse a una mujer madura en estado de lactación o post-lactación, a juzgar por su abdomen abultado y sus glúteos grandes y bien marcados, mientras el segundo, por tener el abdomen más plano, podria tratarse de una mujer no embarazada. Es dificil establecer estas categorias, por la ambigüedad que generan los fragmentos. En un tercero, por ejemplo, se puede observar el vientre claramente abultado, pero sin improntas de aplique o modelado que se asocien con pechos.

El único cuerpo antropomorfo con cabeza que se logró recuperar durante el proceso de excavación corresponde a una representación aparentemente no femenina. Se trata de un cuerpo rectilíneo (7.3 cm. largo x 3.0 cm. ancho y 1.9 cm espesor), con brazos truncados hechos con apliques y, en el centro, una suerte de ombligo hecho con un aplique tipo lenteja. La cabeza da claras insinuaciones felínicas, que parecen sugerir la representación de un “shaman”.

Según Di Capua (1994), las figurillas cerámicas revelan parte de la cotidianidad e inclusive la ritualidad del grupo. La muestra recuperada en realidad es pequeña, pero da algunos indicios sobre la naturaleza de las figurinas de Capucuy. Se nota por ejemplo un énfasis en la fisiología de la mujer, con rasgos muy minuciosos ejecutados por el alfarero de forma intencional. El mito de la mama ratona shuara (Rueda 1983) reafirma la importancia del embarazo y el parto y, por ende, la importancia de la mujer no solo para la reproducción biológica del grupo, sino también para la reproducción social. Es posible que los riesgos propios del embarazo (infecciones post-parto, mala colocación del feto, entre las más comunes) y la supervivencia a este, por parte de las mujeres, hayan sido re-flejados en la arcilla, como indicadores de jerarquías intra o extra grupales. A manera de una primera hipótesis, se plantea la idea de la relación jerárquica de orden ‘ritual’, entre las mujeres embarazadas y el shamán. Por otro lado, este material, y otros que sean recuperados en excavaciones sistemáticas en la región, llevarán necesariamente a consideraciones sobre el rol asignado a la mujer en las culturas amazónicas. Neki Andi, un mestizo quichua-huaorani (comunicación personal, 2007) señala que la mayoría de conflictos suscitados entre los huaoranis son resultado del secuestro de mujeres, con la consiguiente venganza de los afectados y la matanza de los secuestradores. ¿Es entonces la mujer el sujeto de intercambio libre, junto a bienes y mensajes, como ha planteado Levi Strauss, o mas bien la presa obtenida en circunstancias violentas? He aqui un tema sobre el que quisiera llamar la atención de los arqueólogos en futuras investigaciones.

Di Capua, Costanza, 1994, Los figurines Valdivia y un ritual de pubertad, Memoria 4:1- 52. Sánchez, M., ed., 2007, Arqueología de las mujeres y las relaciones de género, Complutum 18. Sánchez, O., 2000, Algunas reflexiones para la Prehistoria y la Arqueología: las mujeres en la construcción de la Historia, Revista Electrónica SPAL 9:495-450, España. Rueda, Marco, 1983, Setenta mitos shuaras, Mundo Shuar, Quito. Yépez, A. 2002, Género y Arqueología, Banco Central del Ecuador, Quito. Solórzano, M., 2008, Informe Final del rescate y monitoreo arqueológico en las plataformas Yamanunka 1 y 2. Presentado al INPC, bajo el auspicio de Envirotec, Quito.

Última actualización el Miércoles, 26 de Mayo de 2010 04:55