Tomebamba y el Puma Imprimir
Escrito por José Luis Espinosa E.   
Viernes, 12 de Diciembre de 2008 07:52

En más de un libro se ha sostenido que la ciudad inca de Tomebamba tenía la forma de puma; incluso se han sacado algunas deducciones vinculadas, que han distorsionado la verdad. Basados en confiables estudios arqueológicos de algunos especialistas, descartaremos dicha eventualidad.

En 1976, John Rowe sostuvo que Cuzco tenía la forma de puma. Su equivocada concepción estuvo basada en los textos de los cronistas Betanzos y Sarmiento de Gamboa, respecto a la forma de cómo los incas habían percibido la ciudad. Esta tesis, lamentablemente, tuvo acogida general entre arqueólogos e historiadores de arte. Como consecuencia, algunos investigadores supusieron que otras ciudades del incario también debían de tener tal configuración. Tom Zuidema, en su estudio: “The Lion in the City: Royal Simbols of Transition in Cuzco”, argumenta que el puma y su representación son una metáfora en los diversos aspectos, sociales, políticos y administrativos de los Incas. Por lo tanto, Zuidema (1989) cree que es infundada la opinión de Rowe respecto a que Cuzco tuviese la forma de puma.

En 1991, Alfredo Lozano Castro, en su libro “Cuenca, ciudad prehispánica”, fue el primero en presumir, también erróneamente, que Tomebamba tuviera la forma de un puma. Luego, le han copiado y seguido otros especialistas locales, sin argumentos que lo justifiquen. Curiosamente, Lozano adapta la forma del supuesto puma del Cuzco inca, a la traza colonial española de Cuenca! Por otro lado, si bien algunos topónimos de Tomebamba coinciden con los de Cuzco, estos nada tienen que ver con la forma del puma. El ícono de este felino se encuentra representado en algunas temáticas incas como puertas, ushnos y otros objetos cerámicos. El puma tendría al parecer un valor simbólico; figuradamente, representaría a la realeza, al Inca, su poder y severidad.

Al parecer, la idea de ciudades o países en forma de león era muy europea y estuvo en la mente de los conquistadores; ejemplo de esto es el mapa de los Paises Bajos en forma de león hecho por Pieter Van Den Keere en 1617 (Barron 1989).

Cuenca y Pumapungo.

El término Tomebamba se usaba, tanto para referirse a la provincia, como al valle en donde se asentaba el centro político, religioso y administrativo. Tradicionalmente, se ha creído que Tomebamba era un gran centro urbano que se extendía desde Pumapungo, hasta el centro de la actual ciudad de Cuenca, asunto que al parecer no sería verdad, por los siguientes argumentos:

  1. Mientras Cuzco era muy vieja, como capital, y tenía una estructura arquitectónica compleja, Tomebamba tenía apenas 60 años aproximadamente de fundada y comenzaba recién a estabilizarse, una vez concluidas las guerras con el Norte.
  2. Tomebamba estaba en construcción todavía, prueba de ello es que Huayna Cápac mandó traer las piedras del Cuzco, las mismas que estaban en camino a la nueva ciudad cuando un incidente obligó a que los incas las dejaran abandonadas en Paquishapa, Saraguro.
  3. En la fundación de la ciudad, los españoles no hacen referencia alguna de ruinas o complejos arquitectónicos existentes en el sitio fundado. Cuenca, entonces, se fundaría en un lugar libre de obstáculos que permitiera el trazo en damero.
  4. El acta de fundación de Cuenca señala que la ciudad es fundada en el asiento de Paucarbamba, que por una parte “…alinda con los tambos reales en la rivera del río…”, en clara alusión a Pumapungo, donde se encontraban templos y palacios. Paucarbamba, por lo tanto, estaba anexa, pero poblada de modo disperso.
  5. En la restauración de la Catedral Vieja se encontró el cimiento de la primera ermita (Chacón, 1993:3) construida luego de la fundación; ésta no tenía cimientos de sillares incas, sino piedras de río. De haber existido sillares incas en el lugar, éstos habrían sido utilizados inmediatamente. Los cimientos de la ermita fueron tapados y allí se encuentran bajo el piso enladrillado, al lado sur de la nave principal.
  6. En 1568, Francisco Rodríguez Castro hizo una donación de “toda la piedra para los cimientos” de la Iglesia Mayor (ídem p.4). De haber existido sillares incas en el sitio, no habría sido necesaria tal donación. Esas piedras, corresponden a los mejores sillares de estilo imperial traídos de los templos del Sol o de los Palacios Reales de Pumapungo. Los cimientos se encuentran a más de un metro de profundidad. Es probable que Rodríguez, para esa fecha, quizá fuera dueño de Pumapungo, que las obtuvo y las tenía guardadas o que las comprara para donarlas.
  7. Está muy claro que la cámara baja del molino de Núñez de Bonilla, en Todos Santos, fue construida con dinteles de las puertas de los palacios de Pumapungo. Allí se encuentran apilonados y haciendo la función de pared, los más numerosos, grandes y mejores dinteles que pudiésemos ver de Pumapungo.
  8. Pumapungo, siendo sede importante de los famosos templos y palacios, irónicamente, hoy no posee sillares representativos, lo que indica que casi todo fue sacado del lugar, quedando únicamente los cimientos.
  9. Otros sillares de numerosas casas de la ciudad de Cuenca no se encuentran en casas coloniales del siglo XVI, sino en casas republicanas, lo que también indica que algunos sillares fueron reutilizados tarde y que fueron traídos desde otro sitio.
  10. Max Uhle (1923) señala claramente los límites de Pumapungo y no indica que se extendieran hacia la Plaza Mayor, centro de la ciudad española.
  11. El “modelo disperso de poblamiento” (Poloni-Simard 2006) era una característica de los incas, modo que se mantiene hasta hoy. No hubieron ciudades como las concebimos actualmente. Sin embargo, había núcleos, como el caso de Pumapungo, que concentraban el poder religioso, político y administrativo.
  12. Las torres de la Catedral Vieja y de San Blas, construidas en el siglo XIX, llevan algunos sillares incas. Estos remanentes indican que fueron también llevados hasta allá muy tarde y/o que, siendo sobrantes de construcciones anteriores, fueron reutilizados recientemente.

El centro religioso, político y administrativo de Tomebamba era por lo tanto Pumapungo. El vecindario de Paucarbamba, aunque poblado, era un barrio rural con viviendas dispersas y sin ninguna construcción arquitectónica urbana. No cabe duda que las mejores piedras de los palacios y templos de Pumapungo fueron trasladados desde ese lugar hacia los molinos de Todos Santos, la Catedral Vieja, el sendero de la casa de la Calle Larga y Escalinata, San Blas y los patios de San Francisco, entre otros.

Juan Chacón Zhapan, y Antonio Carrillo, 1998, Informe de la Prospección Arqueológica realizada en la Catedral Vieja de Cuenca. INPC, Cuenca. Alfredo Lozano Castro, 1991, Cuenca, ciudad prehispánica. Abya-Yala, Quito. Jacques Poloni-Simard, 2006, El mosaico indígena. Movilidad, estratificación social y mestizaje en el Corregimiento de Cuenca (Ecuador) del siglo XVI al XVIII. Editorial Abya Yala, Instituto Francés de Estudios Andinos, Quito. Tom R. Zuidema, 1989, El león en la ciudad. Símbolos reales de transición en el Cusco. En Reyes y guerrerros, ensayos de cultura andina, por R. Tom Zuidema, p. 306-383, FOMCIENCIAS, Lima.

Última actualización el Jueves, 27 de Agosto de 2009 12:47