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Revistas Apachita Apachita 13 Hernan Crespo Toral (1937-2008)
Hernan Crespo Toral (1937-2008) PDF Imprimir E-mail
Escrito por Ernesto Salazar   
Jueves, 17 de Julio de 2008 19:34

Qué difícil pensar que hayas muerto,
capitán de gorriones y guitarras.
Tú, el triunfante tenaz que el que haya muerto.

Tu, palmera y algarrobo sobre el mundo,
colina verde en el desierto, cedro.


Rubén Astudillo y Astudillo, El pozo y los paraísos, 1969

Era un vendaval. Comenzaba a hablar bajo y sosegado, pero gradualmente su vehemencia se acrecentaba y se convertía en la voz que clamaba por el patrimonio nacional en peligro. Ninguna persona que lo escuchaba podía quedarse indiferente ante el llamado patriótico, que luego se convertiría en la cruzada noble de la fecunda vida de Hernán Crespo. Tuve el privilegio de trabajar con él por varios años y lo ví siempre creativo, siempre trabajando, conspirando de mil maneras para que la cultura nacional ocupe el sitio que le corresponde en la vida del país. Por cierto, la arqueología ecuatoriana pierde con él a uno de sus más grandes impulsadores. De hecho, hizo algunas contribuciones académicas, como el ensayo sobre las botellas silbato, el trabajo etnohistórico sobre el Corpus Christi de Lima, y sobre todo la síntesis de la arqueología ecuatoriana, que escribió con Olaf Holm para la “Historia del Ecuador” de la Editorial Salvat, tan popular en la década de los 80. Una de sus primeras acciones en el campo patrimonial, fue obtener en 1966 del gobierno de Clemente Yerovi I., la custodia de Ingapirca para el entonces llamado Consejo de Gobierno del Museo Arqueológico del Banco Central, concretándose luego, por su intermedio, la participación de José Alcina Franch y su equipo de la Universidad Complutense (Madrid) en la investigación y restauración de dicho monumento. Posteriormente, ya como Director de los Museos del Banco Central, Hernán estableció la Dirección de Investigaciones Arqueológicas en Quito y Guayaquil, que organizó las primeras investigaciones de los arqueólogos nacionales y de algunos extranjeros en Tulipe, Mullumica, La Tolita, Cotocollao, Rumicucho, los pucaráes del norte del país, la antigua Riobamba, además de varias investigaciones canalizadas a través de las subdirecciones del Banco Central en Cuenca y Guayaquil.

La década de 1980 fue una época trascendente para Hernán, trabajando codo a codo con Francisco Valdez, Ronald Lippi, Eduardo Almeida, Marcello Villlaba, Antonio Fresco, y el suscrito, entre otros. Cabe destacar la realización en Quito de la New World Conference on Rescue Archaeology (Mayo de 1981), organizada por el Museo del Banco Central; el establecimiento de varios museos arqueológicos en el país, entre ellos los museos de sitio de Rumicucho y Cotocollao; los cursos de arqueología para los maestros, las exposiciones internacionales, particularmente en Europa. Hernán hizo de la arqueología la ventana cultural del país, tanto a nivel interno como para el mundo. Recuerdo bien el viaje de las “maletas didácticas” para que los niños de pueblos alejados accedan al conocimiento del pasado precolombino; las conferencias de arqueología que se dictaban por todo lado, desde Chone a Machala, pasando por Loja, Cuenca y Riobamba. Las primeras publicaciones arqueológicas, entre ellas la aparición de Miscelánea Antropológica Ecuatoriana (hoy fenecida); las visitas de colegas extranjeros, el famoso juicio en Italia para la repatriación de 10.000 piezas llevadas subrepticiamente por un traficante a ese país. En pocos años, Hernán le había convertido al Museo del Banco Central en el referente necesario para cualquier investigacion arqueológica en el país.

En verdad, qué difícil pensar que hayas muerto, Hernán. Pero donde estés, quiero que sepas que fuiste sembrador de plantas perennes, y por tanto honraremos siempre tu memoria.

Última actualización el Jueves, 27 de Agosto de 2009 12:21
 

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