Lo Sobrenatural en la Consolidación del Poder Político: Por qué la Tolita no es un Buen Ejemplo Imprimir
Escrito por Alexander Martin   
Jueves, 20 de Septiembre de 2007 18:02


La cultura Tolita es reconocida ampliamente por sus elaborados objetos de oro, su arte cerámico con elaboradas representaciones iconográficas, sus tumbas, y sus estructuras en montículos llamados tolas, de las cuales deriva su nombre. De particular importancia es la gran riqueza de sus contextos funerarios (que incluyen oro y cerámica elaborados). Muchos de los figurines de La Tolita muestran individuos en proceso de transformación zoomórfica. Bouchard (2005) propone que los individuos de élite, representados en estas imágenes son, en efecto, shamanes que, a través del ritual, se transforman en criaturas híbridas sobrenaturales. Esta transformación les permite viajar a otros planos de existencia y servir como mediadores de su comunidad con el mundo sobrenatural.

DeBoer (1996) ha argumentado que la arqueología de La Tolita debe hacer que los arqueólogos que trabajan en Ecuador reconsideren el papel político del shamán. En general, sugiere que la evidencia arqueológica del sitio muestra individuos que, basados puramente en su conexión con lo sobrenatural, han logrado consolidar su poder en una posición de élite y actuar como líderes políticos.

A pesar de que es cierto que las “conexiones con lo sobrenatural” deben jugar un papel prominente en el debate de cuáles son los elementos que les permiten a las élites ganar control coercitivo sobre las poblaciones, también debe señalarse que no hay nada fundamentalmente distinto, sobre la arqueología de La Tolita, que sugiera que las élites de ese lugar habían establecido una conexión con lo sobrenatural distinta de la establecida en otros lugares andinos. Mientras la iconografía de La Tolita representa a personas que están invocando conexiones con lo sobrenatural de manera quizás más obvia que en otras culturas, se puede esperar que las élites de cualquier parte del mundo (ya sean soberanos egipcios del tercer milenio A.C., emperadores incas del horizonte tardío, o reyes hawaianos del siglo 17) eran probablemente consideradas más cercanas a la divinidad que a las masas. Varias tradiciones antropológicas (por ejemplo, el marxismo estructural o el materialismo cultural) interpretan la ideología religiosa como una forma de validar desigualdades jerárquicas ya existentes. En este respecto, las “conexiones con lo sobrenatural” pueden ser vistas fácilmente como una estrategia útil a seguir, si uno está tratando de validar el control coercitivo sobre ótros. De hecho, se puede argumentar que, en la prehistoria, la conexión de las élites con el mundo divino y sagrado sería más la norma que la excepción.

Sin embargo, mientras se puede esperar que la mayoría de élites busquen asociarse con la esfera divina, estudios arqueológicos de las últimas décadas se han vuelto progresivamente más adeptos a distinguir la evidencia que indique las distintas formas de poder coercitivo usadas por las élites para movilizar sus poblaciones. Al respecto, La Tolita realmente no es un buen ejemplo de una región donde la evidencia arqueológica sugiera que la ideología haya sido el único elemento detrás del poder coercitivo de las élites. La ideología quizás ha validado solamente una desigualdad ya existente, como en muchas otras regiones del mundo, pero hay suficiente evidencia que sugiere que las élites de esta región poseían otras áreas de poder coercitivo que usaban plenamente.

Primero, la estrategia de subsistencia de La Tolita estaba enfocada a recursos marinos y de estuario, complementados con la agricultura. La ubicación de varios campos elevados está asociada con los grandes centros, y por ende posiblemente con las élites (Drennan 2006). Esta es la primera indicación de que las élites de La Tolita pudieron estar en posición de aprovecharse de por lo menos algo del excedente agrícola. Más significativa que esto es la misma evidencia de los contextos funerarios, en particular las muy opulentas y elaboradas cerámicas y los trabajos en oro que acompañaban a las élites. Langebaek (2003) ha propuesto que los trabajos de oro lujosamente personalizados y otros tipos de producción artesanal de lujo, que se encuentran en contextos funerarios durante el Clásico Regional colombiano (y en períodos sincrónicos en Costa Rica y Panamá), son indicadores de formas de liderazgo no institucionalizadas y altamente personalizadas, en las cuales las élites lograron controlar y monopolizar la producción artesanal de objetos de lujo por medio del uso de especialistas adjuntos. Entonces, el hecho mismo de que opulentos trabajos de oro y elegantes cerámicas aparezcan exclusivamente en contextos funerarios de élites indica que éstas lograron acaparar la producción de estos objetos. El control sobre la manufactura de objetos de élite y la producción artesanal especializada en sí mismos constituyen evidencia de que las élites de La Tolita estaban en posición de apropiarse de excedentes para financiar la manufactura de objetos de lujo, fenómeno comúnmente llamado “financiamiento de riquezas” (D’Altroy y Earle 1985).
En Ecuador, el desarrollo de la desigualdad parece haber sido el resultado de distintos mecanismos en diferentes regiones. En el área del Guayas, Muse (1991) propone que fue el control de excedentes provenientes de la agricultura de campos elevados el que financió las actividades de élite, a comienzos del período de Integración. En cambio, Cordero (1998) argumenta que, en la sierra norte, los campos elevados fueron de importancia mínima en el desarrollo de la complejidad social, proponiendo mas bien que el control sobre objetos exóticos (como la cerámica amazónica Panzaleo) pudo haber dado a las élites una vía de control social. Para los muiscas en Colombia, Langebaek (1991) argumenta que fue el control sobre la producción artesanal (textiles y oro) que permitió a las élites extraer excedentes y acumular grandes riquezas. Estos ejemplos demuestran que el desarrollo de la complejidad social es comúnmente el resultado de la apropiación del intercambio o de los modos de producción por parte de las élites.
Por esto, si deseamos buscar un ejemplo de una región donde el control político parezca estar dictado exclusivamente por la conexión de las élites con lo sobrenatural, los indicadores arqueológicos deberían ser bastante explícitos en no mostrar diferencias significativas de riqueza entre las élites y las masas, ya que esto indicaría que las élites tenían control sobre los modos de producción. Sin embargo, al mismo tiempo, la evidencia arqueológica debería demostrar que individuos particulares son tratados con un estatus superior. En el norte de Sudamérica, la región más notable que muestra evidencia arqueológica con estas características es el Alto Magdalena. Drennan (1995) nota que las grandes piedras monumentales que tienen representaciones de criaturas medio-hombres/medioanimales se encuentran asociadas con tumbas. En este contexto, las representaciones habrían sido hechas en piedras grandes para poder ser fácilmente vistas por la población. Considerando que las poblaciones habrían gastado grandes cantidades de energía en crear estos monumentos, y que las tumbas mismas son altamente personalizadas, Drennan argumenta que la situación sería indicativa de la existencia de algún tipo de sociedad sociopolíticamente compleja o señorío. Sin embargo, lo que es interesante sobre el Alto Magdalena es que los contenidos de las tumbas no apuntan a ningún control significativo de recursos, ni de lujo ni de necesidades básicas. Las tumbas mismas son bastante prosaicas, si no fuera por las representaciones sobrenaturales hechas en piedra, que se encuentran junto a ellas. Por tanto, son sólo estas representaciones las que le dan a la tumba y su ocupante un estatus alto. En este respecto, el Alto Magdalena representa un ejemplo más claro que La Tolita de un lugar en el cual las diferencias de estatus parecen ser el resultado de sólo componentes ideológicos.
Sin duda alguna, el papel de la ideología en el desarrollo de la desigualdad social es uno de los temas más interesantes de investigación en este momento. Es precisamente por este motivo que es de suma importancia establecer criterios específicos que nos permitan comparar distintos sitios de distintas regiones para así poder dilucidar las causas detrás de este fenómeno. Si no, corremos el riesgo de declarar a todos los lugares en los que se desentierra una representación shamanística (de Ra o de Zeus) como prueba irrefutable de rol de lo sobrenatural en el desarrollo político.
Última actualización el Jueves, 27 de Agosto de 2009 10:31